AS (Baleares)

“Siento que ahora puedo competir con cualquiera”

- JESÚS MÍNGUEZ

“Arriba hay más lujo en el día a día, pero un challenger también es

tenis”

TENIS Llega crecido al Mutua. En Montecarlo jugó la final tras ganar a Murray y casi repite en el Godó. Albert Ramos

Tiene 29 años ya… el que no es muy aficionado al tenis, se pregunta. ¿De dónde ha salido Albert Ramos?

—¡De Mataró! El año pasado ya fue un gran año. Para el que no es muy de tenis, es normal que no me conozca. Pero llevo siete años en el top-100, trabajando mucho, y ahora estoy recogiendo los frutos. Siempre se buscan cosas que mejorar. En el deporte y en la vida hay que superarse siempre, y más en un deporte tan exigente. Hay muchas partes del entrenamie­nto que no se ven, muy específica­s.

—¿El punto de inflexión estuvo en los cuartos de Roland Garros el año pasado?

—Me ayudaron a confiar en mí. También venía mejorando mi juego en los torneos previos. Me ayudó a coger una dinámica buena.

—Le detectaron una intoleranc­ia al gluten y la lactosa. ¿Eso le lastraba?

—Guardo una dieta específica desde 2012, pero no por un tema deportivo, sino de salud. Me sentaban mal algunos alimentos a la hora de digerirlos y eso me hacía no estar en las perfectas condicione­s. Ni tienes la misma alegría ni rindes igual. Ya hace tiempo que me siento bien.

—En 2014 jugó diez torneos de categoría challenger, seis en 2015… Ahora es 19º del mundo. ¿Cambia mucho el panorama estando entre los mejores del ránking?

—Los challenger también son tenis. Para llegar arriba, uno tiene que ser profesiona­l en todos. Ahora juego torneos mejores y contra rivales de más nivel, pero tengo la misma dedicación. Sí que hay más lujo en el día a día, pero al final todo se reduce a pegarle a la bola. A los challenger iba con la misma ilusión que ahora a los grandes.

—Se ha ganado disfrutar de alguna ventaja…

—Sí. En muchos torneos de categoría 250 comienzas en segunda ronda, en los 500 vas de cabeza de serie, entras directo en los Masters 1.000, en los Grand Slams también eres cabeza… No te toca en primera ronda el número uno del mundo, por ejemplo, como me ha ocurrido a veces. Facilita, claro que sí.

—¿Qué se siente al tumbar a un número uno como Murray?

—Es una gran sensación, y sobre todo ganar después más partidos. Haber conseguido luego llegar a la final de Montecarlo y a la semana siguiente casi volver a ganarle en Barcelona es lo que más contento me pone. El global.

—Nadal pesa mucho en tierra. Pero, quizá excepto a él, ¿se ve en condicione­s de ganar a cualquiera?

—Esto es un examen semanal. Tengo claro que puedo competir con cualquiera, pero también que cualquiera me puede ganar. Así es el tenis, está todo bastante abierto.

—¿A quién le robaría algún golpe?

—El saque a un cañonero durante un par de meses. Por lo alto que soy (1,88 m.) debería sacar muchísimo mejor.

—¿Qué echa de menos cuando está fuera de casa?

—Sobre todo estar con mi familia y con la novia. Los viajes cuando las cosas no salen bien se hacen duros. En especial los tres primeros meses del año, cuando estás en la otra parte del mundo con otro horario. Pero cuando se gana, todo es más sencillo.

—¿Sigue mucho a su Barça?

—Sí que lo sigo, me junto con otros tenistas a ver los partidos cuando podemos. Rivalidad sana.

—¿Y cómo le viene el Mutua Madrid Open?

—Es complicado. Por la altura es diferente a cualquier otro y si tienes un día malo lo pagas. Hay que ir con cuidado.

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