Wawrinka se desgastó en cuatro horas y media
Derribó a Murray y jugará su segunda final en París
Stan Wawrinka y Andy Murray regalaron al público de Roland Garros un partidazo de tenis a la antigua, con largos intercambios, dejadas, globos, remates, carreras, cinco sets, dos tie-breaks y más de cuatro horas de juego. En ese revoltijo de diversión se impuso el suizo, que jugará por segunda vez la final en París, después de proclamarse campeón en 2015.
Ojo con Wawrinka, que cuando llega a un partido por el título lo gana. Nunca ha sido solo finalista. Además del triunfo sobre la arcilla francesa, en 2014 ganó en Australia y en 2016, en el US Open. A Grand Slam por año. Pero le espera Nadal, palabras mayores. “Es el mejor jugador en tierra de la historia. Jugar en Roland Garros contra él es el mayor reto que puedes afrontar en el tenis. Va a por su décimo título, algo impresionante”, reconocío Stanimal.
Murray jugó posiblemente su mejor partido en 2017, pero no fue suficiente para derribar a un Wawrinka muy sólido durante todo el torneo que se creció ante la defensa de su rival (87 golpes ganadores) y se sobrepuso a sus propios errores (77). Dejó escapar el primer set por culpa de una doble falta que le lastró en el tie-break. El segundo se lo apuntó cómodamente. En el tercero le faltó contundencia para culminar varios remates y dejó que Murray se recuperara. Y la clave estuvo en el temple que sacó el helvético en la cuarta manga, la única sin un solo break. Con golpes memorables, alcanzó una muerte súbita en la que fue mejor ante un Murray molesto con la gente, con los recogepelotas, con el empedrado... con todo.
En el último set, el jugador más mayor que alcanza una final en París (con 32 años y 75 días) desde que lo hiciera Niki Pilic en 1973 (33), barrió a líder del ránking, que buscó consuelo: “Quizá la falta de partidos me ha perjudicado. Pero le he dado la vuelta a mi juego”.