LeBron y Kyrie impiden el 16-0 de los Warriors
Los Cavs resucitan con récord de triples y ponen el 3-1 en la final
La final de la NBA sigue muy viva. Si el cuarto partido probó a los Cavaliers, que sacaron matrícula con LeBron e Irving a los mandos, el quinto medirá a los Warriors exactamente
donde comenzaron a despeñarse el pasado año: será mañana a partir de las 03:00 (#0).
CAVALIERS (49+37+29+22): Irving (40), Smith (15), LeBron (31, 10 reb. y 11 asis.), Love (23), Thompson (5) —cinco inicial—, Jefferson (8), Shumpert (5), Deron Williams (5), Korver (3), Derrick Williams (2), J. Jones (0) y D. Jones (0). WARRIORS (33+35+28+20): Curry (14), Thompson (13), Green (16), Durant (35), Pachulia (6) —c. i.—, West (6), Barnes (0), McAdoo (0), Iguodala (4), McGee (4), McCaw (3), Livingston (10) y Clark (5).
En las calles de Cleveland había poco ambiente de partido. En los prolegómenos, en el pabellón hacían más ruido los aficionados de los Warriors. No se habían cumplido aún 48 horas de la devastadora derrota que les había dejado 3-0, al borde del K.O. Pero los Cavaliers, los campeones, resucitaron con las pinturas de guerra mientras los debates sobre el 16-0 que estaban a punto de firmar los Warriors acaparaban conversaciones, de los bares a los platós de televisión. Ese posible récord histórico, los primeros playoffs perfectos, saltaron por los aires en Cleveland: 137-116. Exhibición de los Cavs y regreso a La Bahía, con 3-1. La misma situación que hace un año, cuando sucedió lo imposible…
El primer tiempo escenificó el despegue de los Cavs ante unos Warriors descentrados: 86 puntos (86-68), récord antes del descanso en partido de una final, en ruta hacia 137, tope en 30 años, y 24 triples, también lo nunca visto en la lucha por el título. Después del paso por vestuarios, los intentos de remontada de los Warriors no cogieron la temperatura necesaria porque la defensa nunca empujó a un equipo, que perdió su aura de perfección desquiciado con un arbitraje lamentable, que provocó un tercer cuarto de pura confusión. Una espiral inacabable de errores y los nervios a flor de piel entre retos para el quinto partido: o título o final definitivamente revivida. Si este cuarto partido probó a los Cavs, que sacaron matrícula, el quinto probará a los Warriors exactamente donde comenzaron a despeñarse hace un año.
LeBron (31 puntos, 10 rebotes, 11 asistencias) e Irving (40) jugaron a ese nivel en el que parecen literalmente capaces de todo. Apenas encontraron resistencia en Durant (35) con Curry muy desdibujado y Green desquiciado con los árbitros… y con el mundo. Más les vale a los Warriors, mientras todavía están a tiempo, recuperar la compostura, y la defensa, porque mañana llegan a Oakland los mismos Cavs sin nada que perder y con la sonrisa de forajidos que propició el curso pasada la mayor remontada de la historia, un déjà vu que animará las horas previas a un quinto partido que promete emociones fuertes. La final 2017 sigue muy viva… al menos por un partido más.
Récord
Al descanso, los Cavaliers
habían anotado ya 86 puntos