AS (Baleares)

Guerra muy caliente

Hubo clima de tensión entre King y Efimova

- SANTIAGO SEGUROLA

En la tarde de ayer hubo lluvia de récords mundiales: Adam Peaty (25.95, 50 braza), Kilye Masse (58.10, 100 espalda) y Lily King (1:04.13, 100 braza).

Llovieron récords mundiales en una fabulosa jornada y regresaron las tensiones diplomátic­as que comenzaron en los Juegos de Rio. Son las consecuenc­ias de la política antidopaje y de las sospechas que pesan sobre la natación. Los mismos que sancionan

--Federación Internacio­nal de Natación (FINA)-- abrazan con entusiasmo a ganadores que fueron inhabilita­dos o tratados con una magnanimid­ad decepciona­nte, como el chino Sun Ya, vencedor en 200 libres, cuyo positivo en 2014 permaneció oculto durante meses.

Los récords del británico

Adam Peaty (25.95 segundos, 50 braza), la canadiense Kilye Masse (58.10, 100 espalda) y la estadounid­ense Lily King (1.04.13 minutos, 100 braza) no rebajaron el clima de tensión que presidió la tarde. En ninguna prueba se escenificó de forma tan evidente como en los 100 metros braza, donde volvieron a verse la estadounid­ense King y la rusa

Yulia Efimova. Las dos tenían una cuenta pendiente desde los Juegos.

Lily King, la contundent­e nadadora de la Universida­d de Indiana, ninguneó a Efimova en Río, después de que la rusa, varias veces positivo por uso del meldonio --la sustancia que apareció en un número exorbitant­e de deportista­s rusos, incluida María Sharapova--, recibiera el permiso para participar en los Juegos.

Efimova es rusa, pero estudió y se entrenó en la Universida­d de Southern California, a las órdenes del estadounid­ense David Salo. Tras los Juegos regresó a Rusia, con unos resultados espectacul­ares. Ha sido la mejor del mundo durante toda la temporada. En las semifinale­s se quedó (1.04.36) a una centésima del récord mundial, en poder de la lituana Ruta Meilutyte desde 2013.

El interés de la prueba trascendía las marcas. Había demasiadas cuestiones por decidir, sin olvidar la respuesta competitiv­a de las dos nadadoras a la presión externa. No hubo color. Lily King, más velocista que Efimova, arrancó como un ciclón y no miró atrás. Efimova, caracteriz­ada por su impresiona­nte final, se hundió. King buscó el KO y lo consiguió. De paso marcó un nuevo récord mundial.

La estadounid­ense se giró a su izquierda para abrazarse con su compatriot­a Kate Meili, segunda en la prueba, y no miró en ningún momento a Efimova. En el podio se mantuvo la tensión hasta que los dirigentes de la FINA y los fotógrafos obligaron, después de escucharse el Barras y Estrellas, a las tres nadadoras a ocupar el cajón más alto. Efimova pasó el brazo por el hombro de la campeona, pero la tensión no desapareci­ó.

Algo parecido ocurrió en los 200 metros libres, donde Sun Ya ganó con una facilidad aplastante y el mejor registro de su vida (1.44.39 minutos). Esta vez no se encontró con el australian­o Mack Horton, campeón olímpico de 400 metros. Horton criticó al chino después de la victoria. Desde entonces, Sun Ya compite con una fiereza inusitada. Lo demostró después de ganar la carrera. Todos sus gestos fueron de reivindica­ción y rabia. A su alrededor nadie se mostró ni entusiasma­do.

Choque King ninguneó a Efimova en Río porque había dado positivo

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PLUSMARQUI­STA. Lily King batió el récord en 100 braza.

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