Las últimas 27 medallas mundiales son de mujeres
Desde Roma 2009 no se cuelga un metal un hombre
Por cuarto Mundial de natación consecutivo, todas las medallas conseguidas por la delegación española llevan la firma de una mujer. Mireia Belmonte logró un oro y dos platas (tres en total), Ona Carbonell sumó dos platas y otra medalla de idéntico color se colgaron las chicas del waterpolo femenino. Seis medallas, el doble de las conquistadas en el Mundial de 2015, cuando faltó a esa cita por lesión la nadadora badalonesa.
Es la tónica habitual desde el Mundial de Roma de 2009, cita en la que España consiguió hasta once metales, entre ellos los del equipo masculino de waterpolo (plata) y los bronces de Rafa Muñoz (dos) y Aschwin Wildeboer en pruebas de natación. Desde aquel campeonato, las 27 medallas que llegaron desde Shanghai 2011, Barcelona 2013, Kazán 2015 y Budapest 2017 las han conseguido las deportistas femeninas.
La época dorada de la sincro española, la eclosión del waterpolo femenino y el fenómeno Mireia, junto a otras nadadoras esporádicas como Melani Costa o Jessica Vall, han protagonizado estos éxitos, mientras que el waterpolo y la natación masculina no han logrado subirse a podios. Promesas. En este Mundial, algunos deportistas jóvenes han vivido su primera experiencia internacional, aunque los resultados no fueron los deseados. Tienen mucho margen de mejora. El nadador Hugo González, campeón del mundo júnior, empieza en septiembre los estudios y los entrenamientos en Florida, a la espera de una mejora que haga aflorar su talento. El mismo proceso de aprendizaje vive la Selección masculina de waterpolo. El joven grupo de David Martín pretende dar el salto el próximo verano en el Europeo de Barcelona.
El botín de los deportes acuáticos ha descendido en los últimos cinco Mundiales. El cambio de ciclo de la sincro, deporte en el que hay en juego siete medallas, es clave en esta bajada.