AS (Baleares)

Asensio, el elegido

Sus padres le llamaron Marco por Van Basten y con 8 años ya apuntaba a prodigio. Ahora en el Bernabéu enamora por su clase

- ALBERTO MARTÍNEZ

Su descubrido­r, Carlos Sureda, le vio por primera vez con 8 años. Con 11 entró el Mallorca. “Cuando íbamos a

las concentrac­iones, siempre se escogía al Madrid en la Play”, subraya. AS traza un recorrido entre los orígenes del futbolista en su isla natal, sus descubrido­res, su presente y su prometedor futuro. Un elegido...

L a pausa. Frenarse y observar rodeado de acelerados niños que le dan patadas a un balón sin orden ni criterio. Detenerse y engañar con un gesto, controlar el espacio y el tiempo como si fuera él mismo quien lo dibujara. En eso se fijó Carlos Sureda, ahora director formativo del Real Mallorca pero en 2004 técnico del Sòller, cuando vio por primera vez jugar a fútbol a un “enano” de ocho años llamado Marco Asensio. Marcaba goles y sorteaba rivales como quien esquiva piedras. “Fue algo atípico. El 90% de ese talento es innato. Eso no se enseña a esas edades, era su código genético el que le ayudó a desarrolla­r ese entendimie­nto del juego. De la misma forma que hay niños que distinguen las notas musicales, Marco poseía un control sobre los espacios y sobre el juego fuera de lo común”, comenta Sureda.

El talento siempre ha estado atado a la genética por un lazo controvert­ido. ¿El genio nace o se hace? “A mis colabores les digo que busquen genios del fútbol. Me ha dado buenos resultados. En 2005, me llamó el compañero de Mallorca y me dijo que en Calvià había uno de esos. Me comuniqué con el coordinado­r del fútbol base del Espanyol por aquel entonces, José Manuel Casanova (fallecido recienteme­nte), a quien le pedí si podía llevar a Marco cinco días a Barcelona para medirse a jugadores de nivel. Maravilló a todos. Con nueve años, jugaba con chicos de diez y once”, relata Horacio Gaggioli, actual representa­nte de Asensio y una de las sólidas patas en su formación.

Hijo de Gilberto y de Maria Ghertrudia, un vasco de Barakaldo que llegó a jugar en Segunda B y una mujer holandesa que daba clases de español a los turistas de la isla, Asensio nació en Calvià el 21 de enero de 1996. Su historia estuvo ligada a un balón antes de ver la luz. Sus padres escogieron ese nombre por Marco van Basten, una metáfora de su relación: padre futbolero, madre holandesa. “Siempre fue un buen estudiante. Es un chico que se comporta igual que cuando lo conocí”, deslizó Gaggioli, amigo, además, de la familia. “Su padre le transmitió a Marco las leyes de la meritocrac­ia: gánate las cosas, estudia, porque todo eso ayuda a que seas más feliz”, afirmó Sureda. Marco aprovechó el carácter abierto de sus padres: habla castellano, catalán, inglés y holandés. Infancia. Su día a día no distó demasiado del de cualquier niño. Su padre trabajaba como encargado en una gran superficie de Eroski, mientras que su madre compaginab­a la docencia con la educación de

Marco y de su hermano Igor. Además del fútbol, a Asensio le dio por el tenis, otra pasión que practica a veces. “Si se hubiera dedicado, seguro que habría llegado por sus condicione­s. Le encanta Nadal, es admirador suyo”, comentó Gaggoli. Pero el fútbol era lo que le apasionaba. Simpatizab­a por el Real Madrid. “Cuando íbamos de concentrac­iones, siempre escogía al Madrid en la Play”, dice Sureda.

La vida le comenzó a cambiar con 11 años. El Mallorca picó a su puerta. “Visto con perspectiv­a”, relata Sureda, “nos equivocamo­s cuando llegó al Mallorca. Tenía 11 años y, como era tan bueno, lo pusimos a jugar con niños de 13 y 14. Fue un error. Tenía que haber estado con sus amigos y disfrutar más”. Gaggoli considera clave haberse formado íntegramen­te en un club español. “Es imposible encontrar fuera de España una formación igual. Siempre tuvimos la idea de que se quedara en Mallorca. No caímos en ofertas, como cuando,

Mallorca Le pusieron con 11 años a jugar con niños de 14 porque era muy bueno

Pretendido Su agente:

“Con 15 años vinieron de la Premier a

buscarle”

con 15 años, le vinieron a buscar equipos de la Premier”. El Mallorca firmó con Asensio un contrato inusual: al chico se le pagaba (hasta los 16 años) una cantidad superior a las habituales a esa edad. En su primer contrato profesiona­l le pusieron una cláusula de 4,5 millones.

No todo le fue de color de rosa. “Tuvo un problema físico. Se desarrolló muy tarde y tuvo inconvenie­ntes, sobre todo cuando era cadete (15 años). No destacaba tanto cómo sabíamos que podía hacerlo por culpa de sus piernas. No le alcanzaban para marcar la diferencia. Lo veía todo fácil y estaba dotado de un nivel técnico increíble, pero era un enano”, expone Sureda. En ese año de cadete, Asensio apenas jugó aquejado de la enfermedad Osgood Schlatter, habitual en adolescent­es: las rodillas se inflaman. A esto se le sumó un duro golpe.

Su madre falleció por un cáncer. “Fue una mujer extraordin­aria. Viendo lo que ha dejado en sus hijos uno se puede dar cuenta de qué tipo de persona era”, relata Gaggioli. Con una madurez inaudita, Asensio siguió arropado por su padre y su hermano.

Explosión.

“Con 16 años pasó a ser un jugador muy diferente. Como yo suelo decir, es de estos que tienen gasolina para un avión. A partir de ahí, fue ya imparable”, recuerda Sureda, quien lo entrenó tres campañas en el Mallorca: “Estaba estudiando primero de bachillera­to, pero nos vimos obligados a hablar con el padre porque su carrera apuntaba ya al primer equipo. Lo subimos al División de Honor, se fue luego al filial pero sólo duró diez entrenamie­ntos. Y ascendió con los mayores. ¡No nos dio tiempo ni de actualizar­le el contrato!”.

Sureda nunca olvidará cómo fue la presentaci­ón al mundo profesiona­l de Asensio, con apenas 16 años. “La selección sub-16 de Baleares jugó un torneo y también estaba la selección de Madrid Sub-18, en la que jugaba Óliver Torres, el mejor futbolista a esa edad. En la grada estaba el selecciona­dor Luis Milla. Ese día, Marco cogió dos balones y todos alucinaron. ¿Quién es ese chico? No le pararon de llamar representa­ntes, marcas deportivas, clubes...”.

El 27 de octubre de 2013, en Huelva, Asensio debutó con 17 años. “Los compañeros se percataron en el primer entrenamie­nto de que se trataba de un futbolista diferente”, dijo José Luis Oltra, el técnico en aquella campaña en la isla.

Ese curso logró jugar 20 partidos en Segunda A: un gol y una asistencia. El siguiente paso hacia su consagraci­ón fue en 2014-15, con Karpin en el banquillo. Asensio disputó 36 partidos, marcó seis goles y dio ocho asistencia­s. Fue el líder y se convirtió en referente de la Selección Sub-19, con la que logró la Eurocopa. Su éxito le llevó al Madrid en enero de 2015. El Espanyol, que estuvo picando piedra todo el verano, se llevó al mallorquín cedido por delante de otras 27 ofertas del fútbol español y europeo. La decisión de Gaggioli y el trabajo del conjunto perico dieron sus frutos, pero, por encima de todo, la falta de ínfulas de la familia y del jugador, consciente­s del proceso. “Todo padre quiere tener un hijo así”, recuerda Sureda. “No es de extrañar ver a sus amigos de toda la vida visitándol­o un fin de semana”, añade Gaggioli: “Se hace querer”.

La historia de Marco es caprichosa. Diez años después regresaría a Barcelona junto a Horacio Gaggioli, el mismo representa­nte que lo llevó para comprobar que su ojeador en Mallorca tenía razón. Ahora pone en pie al Bernabéu y ya nadie duda de que este jugador puede marcar una época. “Lo tiene todo”, repiten los que le entrenaron. Es el elegido.

Dificultad­es

“Tuvo un problema físico siendo cadete. Era un enano”, dice Sureda

Oltrá

“Con 17 años, todo el mundo vio que era un jugador diferente”

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CRACK DESDE NIÑO. Mejor jugador de la ‘Finow Cup’ en Alemania con el Infantil B del Mallorca.
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YA ES UN ÍDOLO. Marco Asensio se ha ganado la confianza del público del Bernabéu.

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