Rodrigo y el Valencia están de dulce
La entrada de Aduriz y Raúl García espabiló a un Athletic que se topó dos veces con los palos
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I Valencia se ha ganado el derecho a soñar. Los de Marcelino siguen invictos y llegan al termómetro de sensaciones que suele ser el parón por selecciones de octubre en zona Champions. Contra el Athletic sacó a relucir pegada, fe y también una dosis de fortuna. Zaza, Parejo, de penalti, y Rodrigo le dieron una victoria que les coloca terceros con 15 puntos. Lo hicieron, eso sí, sufriendo en los últimos minutos, con un Athletic volcado al que Aduriz y Raúl García le cambiaron la cara y le hicieron creer en el empate, pero entre Neto y el larguero se marcharon de vacío y son ya seis los partidos que llevan sin ganar.
El Valencia tardó unos 20 minutos en hacerse a lo de jugar sin Kondogbia. Fue el Athletic, a cuyo once introdujo Ziganda ocho caras nuevas, el que salió a escena con mejor pose. Pero los vascos no aprovecharon ese inicio titubeante che, escenificado en sendos errores de Gabriel. Por contra, cuando el Valencia espabiló, el Athletic se dejó llevar por sus miedos. Fue Zaza, que sale mínimo a gol por partido desde su cabreo el día del Levante, quien cambió el signo del duelo. Con el 1-0 el león se hizo gatito y en 7’ se les fue de las manos el partido. A un omnipresente Rodrigo se lo llevó por delante Kepa. Penalti y gol de Parejo. Hasta la suerte le era esquiva a los de Ziganda, a quienes Neto y el palo les privó de irse al descanso perdiendo por sólo un gol tras remate de Vesga.
Ziganda se encomendó a su vieja guardia como antídoto contra la depresión: Aduriz y Raúl García. A ellos y a Córdoba, que cumplió en el primer partido sin Muniain. Aduriz hizo el 2-1 con una clase que no entiende de edad. Raúl García anotó un 3-2 con el que los rojiblancos se sobreponían al mazazo del 3-1 de Rodrigo, que no perdonó una salida en falso de Kepa. Hasta el pitido final el Athletic buscó el empate. Lo tuvieron Núñez, Raúl García y, sobre todo, Laporte, que se topó con el larguero. El Valencia supo sufrir y tuvo la suerte de su lado. Está de dulce.