El Cádiz falló dos penaltis y Osasuna no perdonó
Herrera detuvo tres lanzamientos porque uno se repitió
D ormido arrancó el partido, y la acción más inesperada incendió por completo la noche del Carranza. Los primeros quince minutos, al menos, no dejaron nada interesante sobre el césped, sólo dos equipos con ganas de crear peligro sin descuidar sus espaldas, pues si el Cádiz maneja la velocidad por bandas, Osasuna se plantó con su habitual 4-4-2, con Quique y David Rodríguez en punta.
En el minuto 14, tras atrapar el balón a la salida de un córner en línea de gol, Sergio Herrera soltó un codazo a Servando que vio el árbitro y señaló sin pensarlo el punto de penalti. Posteriormente, mostró la amarilla al portero osasunista y a Salvi por pedir la expulsión del cancerbero. Aitor tomó la responsabilidad de ejecutar la pena máxima, pero Herrera adivinó y paró el lanzamiento para mantener el empate. Después, tímidos acercamientos de los amarillos despertaron a la grada, mientras que Arzura se empeñó en cortocircuitar el ataque cadista para intentar sin éxito que los rojillos olieran la portería de Cifuentes.
Un cabezazo de Oier que se marchó lamiendo el palo inauguró la segunda mitad, en la que las ocasiones también llegaban con cuentagotas. Y, de nuevo, tuvo que llegar el peligro desde el punto de penalti. En el 66’, Aridane derribó a Barral dentro del área, encargándose el propio isleño de botar el penalti. Lo paró Herrera, aunque hubo que repetirlo por invasión de área. Al segundo intento, también salvó el portero rojillo a su equipo, que paraba el tercer lanzamiento de la noche. Y tanto perdonar desde los once metros lo acabó pagando el Cádiz, que vio cómo Xisco, que llevaba pocos minutos en el terreno de juego, batía desde el interior del área, con un disparo cruzado, a Cifuentes.
Pudo marcar Fran Mérida en la siguiente jugada, pero sería De las Cuevas quien sentenció el partido en el 85’ aprovechando el desorden amarillo para otorgar tres puntos de oro a Osasuna y hurgar en la herida del Cádiz. Aunque la noche ya tenía héroe, bajo palos.