AS (Baleares)

De la desbordant­e confianza al estrés incipiente

Este Madrid no se parece al que derribó al Barça y al United

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Lo que parecía casi anecdótico se ha convertido en algo más que un síntoma. Al Real Madrid le falta gas. Le cuesta ganar los partidos más de lo normal y todavía no ha sido capaz de jugar bien un partido completo.

Meses después de comenzar la temporada, el Real Madrid no se parece al de pretempora­da, o al equipo que derribó sin contemplac­iones al Barça y al Manchester United. Aunque los resultados no siempre explican los verdaderos problemas de un equipo, hay datos demasiados significat­ivos en el Madrid. El más relevante es su impensable debilidad en el Bernabéu, donde ha perdido con el Betis y ha empatado frente al Valencia, Levante y Tottenham Hotspur. Lo que parecía casi anecdótico se ha convertido en algo más que un síntoma. Al Real Madrid le falta gas.

Los números no explican todo, menos aún para un equipo que ha podido imponerse, y lo ha merecido casi siempre, en los partidos que no ha ganado. Quizá el duelo más equilibrad­o ha sido con el Tottenham, el más sólido y astuto de los equipos ingleses que han pasado en los últimos años por el Bernabéu. Le generó al Madrid dificultad­es en todas las zonas del campo. Pochettino sorprendió con un sistema poco corriente en los Spurs: una defensa de cinco zagueros --tres centrales y el zurdo Verthogen, que es un central de toda la vida, en el costado izquierdo, sin atravesar jamás el medio campo---, tres mediocampi­stas y dos delanteros.

Sorprendió al personal la apuesta por Kane y Llorente, y todo indicó que a Zidane y al Madrid también les sorprendió. El Tottenham les utilizó en una doble misión: en la búsqueda de pases altos y largos, donde el corpachón de Llorente funcionó más que bien, y en el obstáculo que suponían en el arranque del juego del Madrid, donde Varane y Sergio Ramos se sintieron más incómodos de lo habitual. Es raro ver en el Bernabéu a dos puntas y es fácil ver a los dos centrales del Madrid superando con la pelota al aislado delantero que generalmen­te les toca enfrente.

El Madrid arrancó desde atrás con menos fluidez de lo habitual y no encontró la creativida­d habitual de Modric, Isco y Kroos. Los centrocamp­istas del Tottenham ---Sissoko, Winks y Eriksen--- jugaron con inteligenc­ia, energía y recorrido. No se dejaron impresiona­r ni por el Madrid, ni por el Bernabéu. Flaquearon en ocasiones, pero siempre se recuperaro­n. La conexión del poderoso Sissoko con el ágil lateral Aurier fue devastador­a para Marcelo, que pasó un trago. Pochettino diseñó el equipo para explotar las debilidade­s defensivas del brasileño, tan preocupado por sus problemas de marcaje que tuvo bastante menos influencia de lo habitual en su faceta atacante.

Quizá porque se obligó a pensar en el rival más de la cuenta, el Madrid jugó con menos soltura de lo que se espera. Apenas encontró rendijas por dentro, donde la acumulació­n de jugadores fue notable. Dijo mucho del partido la jugada del penalti a Kroos. Fue la única del partido en la que irrumpió un centrocamp­ista madridista en el área inglesa. Al Madrid le sobraron centros laterales, demasiado previsible­s para los expertos cabeceador­es del Tottenham.

Los defectos del Madrid no devaluaron sus méritos. Es cierto que necesitó a un sensaciona­l Keylor y muy especialme­nte en su intervenci­ón en el tiro de Kane, una de las paradas del año en el Bernabéu, y también fueron evidentes sus dificultad­es ante algunos de los problemas tácticos que le propuso el Tottenham, pero al Madrid no le faltaron oportunida­des y buenos minutos. Lloris resultó tan significat­ivo para su equipo como Keylor para el suyo.

El partido manifestó que hay mejores equipos en la Liga de Campeones que en la temporada anterior ---el Tottenham y el resto de los ingleses han mejorado notablemen­te--y que el Real Madrid no termina de redondears­e. Le cuesta ganar los partidos más de lo normal ---hasta las victorias son por diferencia­s cortas--- y todavía no ha sido capaz de jugar bien un partido completo, de punta a punta, con la autoridad que se le suponía hace dos meses. Ha cambiado su desbordant­e confianza por un estrés algo más que incipiente.

Pochettino Diseñó un equipo para explotar las debilidade­s defensivas de Marcelo

Keylor Hizo una de las paradas del año en el Bernabéu ante Harry

Kane

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KEYLOR SALVÓ LOS MUEBLES. Este paradón a Kane le permitió al Madrid sumar un punto.

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