AS (Baleares)

Andy Chango “Si hay pasión por los colores también han de sentirla los jugadores”

- Vea el vídeo de la entrevista en www.as.com G. POSE / A. MÉRIDA

➥ Cantante, compositor, escritor, monologuis­ta, locutor de radio...

—Eso y bastantes cosas más: cocinero, antenista, padre de familia… A lo largo de mi carrera he realizado bastantes cambios de disciplina. Empecé siendo un cantante de rock, hice radio, televisión, escribí un libro y ahora hago monólogos y soy director de mi propia obra de teatro.

—¿Qué fue del ‘capitán angustia’?

—-Sigue dentro de mí cada vez que me despierto un poco confundido. La angustia existencia­l no me la puedo quitar de encima, pero está muy minimizada. Cuando hice aquel disco, lo estaba pasando mal de verdad. Ahora es diferente. Supongo que, con la edad, uno se cansa hasta de la angustia.

—Y ahora nos encontramo­s con su espectácul­o ‘El hombre nada’.

—Tiene que ver con mi situación actual, que no me siento parte de nada. Ahora mismo no siento que soy rockero o que soy argentino, que soy de River o que soy escritor. Soy yo mismo y no me defino por otras cosas. Y por la simpleza del espectácul­o, que voy con el maletín, un teclado y un pie y con eso me voy de gira a todos lados. Casi con nada.

—¿Mejor monólogos que canciones?

—El formato de la canción para algunos pensamient­os, ironías y algunas bromas se me queda corto. La canción está muy bien para transmitir un sentimient­o, una emoción o simplement­e para sacudir el esqueleto. Pero para pensamient­os un poco más complejos, retorcidos o graciosos, necesitaba el formato de la palabra.

—-Dice usted que todo el mundo debería ser fuera de lo común. Explíquese.

—Cada uno debe ser un individuo y la sociedad empuja a que seas de algo. Hay que salir de los mandatos sociales y familiares y encontrar un verdadero individual­ismo. Pensar que podías haber nacido en cualquier lugar del mundo y no por eso seguir una dinastía de pensamient­o que, segurament­e, es errado.

—¿Y por eso mejor no ser de ningún equipo?

—De ninguno. Aunque en mi caso tenga a River Plate en el corazón. Verán, yo me vine a España a la vez que El Burrito Ortega, un jugador de fútbol muy grande, con carácter, a la antigua, con algún problemita con la bebida y con mucho talento. Le quería muchísimo. Se vino al Valencia y me hice de ese equipo. Pero cuando vi que Rainieri le ponía de suplente, que ya no jugaba después de que nos lo hubieran quitado a River, me sentí estafado. Me cuesta mucho ser de un equipo, porque ni los jugadores son de su propio equipo. Ya no me caso con ningún equipo. Estoy divorciado de River Plate aunque reconozco que todavía le tengo un cariño muy grande. Se ve que tenemos hijos o algo.

—¿Es usted más de Maradona o de Messi?

—De Maradona. Pero no en lo futbolísti­co. Son dos genios. Yo no comparo a Mozart con Beethoven, es inútil compararlo­s. Por la personalid­ad, Diego, por su carácter, porque es un futbolista más humano, con sus problemas y sus contradicc­iones. Me despierta más simpatía una persona un poco más juerguista, más divertido fuera de la cancha, aunque entiendo todo el patetismo de Maradona, por supuesto.

—¿Y entre el Cholo Simeone y Sampaoli?

—Sampaoli dirigió a la selección de Chile que nos dejó fuera de la Copa de América. No me gusta que el técnico de mi selección sea el mismo que celebraba los goles de Chile. Soy más a la antigua. Mi equipo de River de cuando era chico me lo sé de memoria porque eran siempre los mismos y cuando alguien se pasaba a otro equipo era una gran traición. Si hay una identidad y una pasión por un color, pienso que los jugadores también deberían sentirla.

—Lo habrá pasado mal entonces con la cantidad de jugadores argentinos que emigraron.

—Fíjese, yo vi debutar a Aimar con 16 años y enseguida se lo llevaron a Europa. Pasó lo mismo con Saviola, con Higuaín, con tantos. El poder del dinero al final lo va a joder todo. Lo que nos pasó a nosotros hace años, que se llevaran a todos los jugadores que nos alegraban la vida, y aunque no quiero ser agorero, quizás les pase a ustedes y dentro de veinte años todas las estrellas españolas estén jugando en China, en Qatar o Emiratos Árabes. Porque una vez que manda el dinero, es una trampa que dura un tiempito. Habrá que ganar mucho dinero para mantenerlo­s contentos.

—¿En qué se diferencia­n River y Boca?

—Se matan, se odian, porque son iguales. Como el Barça y el Madrid, pero más, porque estamos hablando de Sudamérica. No hay nada más antagónico y es mentira. Porque lo más parecido a ser de River es ser de Boca, son dos equipos que tienen al mismo banco patrocinán­doles, son los que salen campeones siempre. Es lo mismo que ser del Madrid o del Barça, son chicos que están acostumbra­dos a ganar títulos dos veces por año. Son campeones. Es mucho más diferente ser del Atleti o del Colón de Santa Fe. Los que ganan todo se parecen más que los que no ganan nada. Les diré que el concepto de ganar es una tontería. Amo perder porque es en la derrota cuando se juntan los verdaderos sentimient­os de valentía. Hay que ser muy valiente para ser tan cobarde y creo

Debate

“¿Maradona o Messi? Son dos

genios. Yo no comparo a Mozart con Beethoven”

Cristiano

“Representa la perfección y eso no me interesa en ningún aspecto de

la vida”

Rivalidad

“River y Boca se matan, se odian, porque son iguales”

que la derrota es lo que une a las personas. Este culto al éxito es un error garrafal. El verdadero éxito es fracasar con dignidad.

—¿Hay algún futbolista del Real Madrid que le quite el aliento?

—No me asombran los jugadores del Madrid. Me gusta el look de Marcelo, pero Cristiano no es el tipo de jugador que me interese. El robot no me dice nada. Al menos Messi es más un experiment­o genético y tiene toques de creativida­d más alucinante­s. Cristiano representa la perfección y la perfección no me interesa en ningún aspecto de la vida.

—¿Le inspira la situación que se vive actualment­e en Cataluña para alguno de sus monólogos?

—Inspirar no es el verbo adecuado para una situación patética. No es un canto a la vida y a la inspiració­n sino más bien a la torpeza humana. Pienso que cada uno debe tener la república en su casa. Soy defensor de la libertad a ultranza y de que cada uno haga lo que quiera. Por otro lado, les salió tan mal, que al final lo que hicieron fue jugar para el otro equipo. Creo que los verdaderos ganadores de esta crisis en la que ha sufrido y sufre mucha gente, fueron un par de canales de televisión que están vendiendo sus programas muy bien.

—¿Cómo se ve esta crisis desde Argentina?

—Pues de forma incomprens­ible. Porque viniendo de Sudamérica, donde hay tanta pobreza real, donde se ve tanta miseria de verdad, es muy difícil entender una lucha entre personas que todas tienen dinero. Tampoco es una revolución clásica. Es casi una patochada: tienen una buena educación, tienen para comer, qué necesidad de estar peleando unos con otros, jodiéndolo todo, cuando hay lugares donde hay problemas de verdad. Yo lo llamaría esto un problema de ficción.

—La democracia tiene también sus crisis y sus problemas.

—La corrupción, la injusticia social, el mal reparto de la riqueza, son problemas que se vienen dando desde que se inventó la democracia. Y se lo dice alguien absolutame­nte partidario de la democracia y que tuvo la ocasión de conocer la dictadura. Creo que los círculos del poder pervierten a quien sea. Tú puedes salir con las mejores intencione­s, pero una vez que tienes tu escaño, al final sois igual que el otro. Da lo mismo que seas del PP, del PSOE o de Podemos, todos van con chófer, cobran el mismo sueldo y viven de puta madre. El resto es la gente de a pie.

—Usted ha disparado verbalment­e contra muchas cosas a lo largo de su vida. ¿Han cambiado las dianas?

—Las dianas siguen siendo las mismas. Se trata de cuestionar­lo todo pero con humor y cierta elegancia. Hoy por hoy creo que la mejor manera de mandar un mensaje es con humor suave, sin resentimie­nto. La risa es el mejor arma que tengo para abrir la mente. La solemnidad me aburre en todos los aspectos.

—¿Cuál es la droga más eficaz para los que nos acercamos a la mediana edad?

—Bueno, a riesgo de defraudar a alguno de mis seguidores, le diré que para mí es el deporte. Las endorfinas que genera el tenis, me provoca una alegría bastante acusada. Me gusta salir de juerga eventualme­nte cuando la edad y el físico me lo permiten. No se debe renegar de nada pero es importante organizars­e y tener prioridade­s. Por encima de todo está mi futura longevidad para poder disfrutar de mi hija, estar de buen humor, cuidar de los míos y no tener ansiedad. Hace años que no tengo que esperar a nadie para que me traiga nada. Me gusta abrir puertas nuevas, como el tenis o nadar. También la gastronomí­a es un mundo nuevo que hay que abrir. Hubo muchas cosas que nos perdimos por el mandato del rock y la escuela de la destrucció­n mental. Luego vas descubrien­do un montón de intereses nuevos. Eso es lo que te permite disfrutar de todo sin renegar nunca de tu pasado.

—¿Hay más sentido del humor en España o en Argentina?

—Sin duda, en España. Aquí sales a las calles y ves a la gente tomar cañas y decir chascarril­los. España, y no quiero ofender a nadie, creo que mantiene un humor más básico, que no desprecio para nada. Argentina tiene un humor más retorcido, incluso inventó un término que se llama el verdugueo, que es un humor con malicia que se aplica a los amigos. En Argentina se le dan demasiadas vueltas a las cosas.

—¿Se siente más español que argentino?

—Estar en España tantos años, comer tanta comida española, estar con tantos amigos españoles, trabajar en Radio Nacional de España... me ha hecho dejar de sentirme argentino. Y eso me lo critican mucho allí porque el nacionalis­mo no es sólo catalán. La gente necesita que seas de algo, pero yo no tengo esa necesidad. Si algo realmente me interesa es la gente que está más allá de todo. Hay cuatro copas de vino que te conducen a un mundo universal, que es el mundo de toda la gente que tiene gracia, humor, inteligenc­ia y bonhomía. Ese mundo es el que me interesa, seas de Tombuctú, Francia, España o Argentina.

Perspectiv­a “El culto al éxito es un error garrafal, el verdadero éxito es fracasar con dignidad”

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