Niño de mi vida
Triunfo. El Atlético ganó tres puntos de oro en un mal partido del equipo. Los de Simeone parecieron contagiarse del frío y cuajaron un encuentro plano de ideas, pero que salvaron en la recta final con un gol de Torres. El Niño supo aprovechar el perfecto centro de Vrsaljko y le dio a su equipo la victoria. El Atleti logró otro 1-0 que le da tres puntos más y hace que siga erre que erre en la tabla. El equipo del Cholo ya es segundo, tras el tropiezo del Valencia.
El juego. Llegarán partidos mejores, pero entre tanto el Atlético suma puntos y presiona a los de arriba. Dentro de unos días nadie se acordará del juego y sí de que el equipo pelea por todo. Ni Saúl ni Koke ni Griezmann ni Gameiro ofrecieron su mejor nivel y fueron los Correa, Carrasco y sobre todo Torres quienes revolucionaron el partido. Sufriendo, pidiendo la hora... Así acabó el Atleti. Pero los tres puntos se quedaron en casa.
Una familia. El otro día Adelardo explicaba, con motivo de una entrevista recordando el nacimiento de As, que el Atlético siempre había sido un club familiar. Ahora los tiempos han cambiado. Pero hay algo que sigue recordando sus raíces y que nos encanta. El viernes fue la cena de las Leyendas y se guardó un emotivo homenaje a San Román.
Esta semana, Manuel Briñas
también recibió el cariño de las categorías inferiores. Hay algo en el Atleti que no se pierde y todos los empleados, los del área social, de prensa e incluso Cerezo y Gil Marín tratan de transmitir. El Atleti siempre será entrañable.
ADN. De este ADN habló Torres en su visita a As. De lo que es el Atleti, lo que ha sido y lo que debe ser. Uno, que dentro de unos meses alcanzará el medio centenar de años, se emociona oyendo al Niño. Porque ya no le queda mucho a ese mágico sueño que le tocó vivir en el Atleti y va a aprovecharlo al máximo. Su gol es una prueba más. Y quiere un Atleti más grande, más cerca de Madrid y Barça. Porque mira a la grada y ve el Wanda casi lleno. Y sus hijos van a clase con otros muchos del Atleti. Sí, Fernando: lo mejor está por llegar.
La grada. El Wanda vivió otra fiesta. Vinieron 2.000 peñistas de fuera de Madrid, muchos deseosos de conocer el nuevo estadio. Fue el último partido en él de 2017, un año histórico, el del traslado. La afición aplaudió a los suyos, coreó al Cholo, cantó el himno... Yo me imagino siendo uno de los privilegiados que saltan al campo y miran a la grada. Sólo por ellos deben entrar ganas de morir por esa camiseta.