Xenoblade Chronicles 2, una obra de arte oriental
El último exponente del rol japonés triunfa en la Switch
Los juegos de rol japoneses gozan de un código propio que los convierte en un género por sí mismos: suelen ser muy extensos; en sus argumentos mezclan fantasía, tecnología y mitología; abundan las criaturas con poderes mágicos, los personajes tienden a la sobreactuación y la exploración suele ser la piedra angular sobre la que se sujeta toda la estructura del juego. En la caso de Xenoblade Chronicles 2 lleva al exceso todos los estereotipos, es un título que gusta mucho o produce rechazo, no conoce término medio.
Un mundo fantástico.
Xenoblade mezcla con gran acierto el mundo de la fantasía y la tecnología, creando un universo plagado de criaturas
fantásticas que interactuán con unos humanos que buscan respuestas trascendentes sobre el destino en la vida. Hay muchísimos personajes con los que interactuar, con diálogos largos que escoden pistas y consejos. Estilo propio. En el apartado visual, el juego ha abandonado el estilo realista de la anterior entrega para presentar una estética anime que se integra mejor con la historia. Los escenarios, tanto exteriores como interiores, son muy amplios y están cuidados en todos los detalles. La banda sonora está a la altura del resto de la producción. Combates. Además de la exploración, el otro gran pilar del juego son los combates, que aquí presentan un estilo muy personal ya que ni son por turnos ni en tiempo real, si no una mezcla que funciona bastante bien y en la que intervienen muchos factores: habilidades del personaje, armamento, compañeros, mascotas... En fin, que cada usuario va a ir definiendo su estilo a medida que progresa en la aventura.