Más educación para nuestro fútbol
Este maravilloso deporte de masas ha evolucionado hacia estupendos estadios, tecnología aplicada a la táctica, preparación física, pero lo que no cambia es la conducta de una minoría de aficionados de no respetar las mínimas normas de convivencia.
Los insultos xenófobos, las descalificaciones al árbitro y los cánticos despreciativos deberían acarrear sanciones severas: a unos por expresarlas y a otros por permitirlas. Sólo así los directivos pondrían más celo en evitar la entrada de estos señores a los campos de fútbol.
Creo que las autoridades y federaciones deportivas deberían hacer más énfasis en la educación. En todas las categorías, pero especialmente en las escuelas de alevines. Y los monitores, además de enseñar a jugar, tienen que estar preparados para educar en valores. Hay que concienciar: sin respeto no hay juego.
Lo ocurrido en la Federación española de fútbol confirma lo que era vox populi y que todos estos presuntos casos de corrupción son claros ejemplos de cómo no actuar. Urge transparencia. Los que se atrincheran para especular y saquear y los que insultan y denigran al rival deben ser expulsados del deporte rey.
José Antonio Cabeza
Cádiz