Creer, soñar muy alto

Lo mejor siempre es lo que no se espera. Y a soñar invita esa palabra. Creer. Lleva el corazón entre sus sílabas. Del latín credere, dos palabras la formaron: kerd, corazón, dhe, poner. Poner corazón. No extraña que saliera de los labios del Cholo. Que la grada del

Atleti la escribiera en mayúsculas. Es suya. Creer. Del Atleti. De un Atleti que sueña Liga. Sí, será imposible. Que delante está el

Barça, Messi. Pero el creer viaja en la pizarra del Hombre de negro, en el hambre de Costa, en las botas de Grizi, en la C al brazo de Gabi.

Hace cuatro años fue en el Camp Nou cuando un creer del Atleti se hizo cabeza. La de Godín empujaba un balón a la red. Si al creer hoy le pasa lo mismo, que el Atleti gana, habrá Liga. Este equipo volverá a hacerlo. El imposible tan real como una copa en un museo. Y con su nombre. A-t-l-e-t-i. Costa se fue tras la última pero ya volvió. Y tiene algo de Messi. Es impredecible. Y hace mejor a los demás.

Eso también lo conseguía Quini. Hay ausencias a las que uno no se puede acostumbrar y la suya es de esas. Que no pueden ser aunque sean. Quini. Yo no sé si allá arriba llega la prensa o ya se está como acá, en lo digital. Pero, por si acaso, decirte eso, que hoy el Camp Nou te va a recordar, que el fútbol nunca dejará de hacerlo. Contigo no había colores, sólo admiración. Eso y que no me olvidé de aquellas sidrinas. Sí, las que me dijiste teníamos que tomar aquella vez que te hice una entrevista, por teléfono. No pasé por Gijón desde que hablamos. Si no las había olvidado, ahora no dejo de pensarlas. Están en mi cabeza como en la del Atleti esa palabra. Creer, creer, creer.