El Audi RS4 lo tiene todo para enamorar
Su aspecto es el de una ranchera familiar pero su espíritu es el de un coche deportivo, con un rendimiento superlativo y un comportamiento dinámico capaz de deslumbrar
Vamos a empezar por el final, por la conclusión, para que no haya lugar a dudas: hacía mucho tiempo que un coche no me gustaba tanto como el Audi RS4. Su único defecto grave es que cuesta casi 100.000 euros, porque el otro destacable (un consumo que no baja de los 10 litros a los 100 ni cuesta abajo) en realidad no lo es para quien tenga tal cantidad de dinero para comprarlo.
Podríamos hablar de la tecnología de vanguardia que exhibe este familiar de cinco plazas y un gran maletero; destacar su prodigioso propulsor V6 de gasolina con 450 CV de potencia; la excelencia del cambio automático de ocho marchas; la efectividad de la tracción integral Quattro; su impresionante equipo de frenado con cuatro enormes discos autoventilados; todas las posibilidades de una sofisticada gestión electrónica del vehículo (con cuatro modos de utilización) y, por supuesto, la calidad y esmero que Audi imprime a sus modelos, especialmente a los que se posicionan en la cima de su gama.
Pero tratándose de un coche como éste el asunto va mucho más de emociones y pasión que de tecnología o datos. El RS4 es un sueño hecho realidad para aquéllos que valoran todo lo anterior y quieren disfrutar del privilegio que representa tenerlo a su disposición. Tan sólo arrancar el motor y escuchar el bramido de sus seis cilindros saliendo de un sistema de escape concebido para ello es una experiencia de las que impresionan. Un aperitivo de sus prestaciones embriagadoras, se puede dejar de lado su velocidad para saborear unas aceleraciones de competición, con la efectividad notable del cambio automático y el empuje de una tracción total que tolera tales excesos incluso cuando el asfalto no ofrece la mejor adherencia.
Otra de las cualidades de este lobo con piel de cordero es el equilibro entre deportividad y confort; se trata de un vehículo con suspensiones firmes pero en absoluto molestas en la conducción cotidiana. Un balance aplicable a su dirección, con la asistencia justa para ser muy precisa sin resultar dura. Volvemos al principio: una maravilla.