AS (Baleares)

La presión distorsion­ada

El Madrid se descompens­ó ante el Bayern y debe recomponer­se

- JAVIER SILLÉS

El Real Madrid comparece en el Camp Nou con la urgencia de recuperar los valores futbolísti­cos que tan bien le hicieron el curso pasado. La presión es uno de ellos. Falló ante el Bayern y en la segunda parte del Clásico de la primera vuelta. Necesita corromper la salida del Barcelona...

La regresión. El Clásico aparece en el camino del Madrid después de la estresante eliminator­ia con el Bayern.

Es difícil de explicar su presencia en Kiev más allá de una estoica resistenci­a. Su sistema de presión fue una de las aristas del juego que le falló todo el rato. No tuvo rigor ni simetría en los movimiento­s. El Bayern se escalonó con acierto y con simples pases verticales recorría todo el campo de punta a punta. Kovacic y Kroos saltaban sobre Thiago, a veces los dos al mismo tiempo, y James o

Tolisso se intercalab­an entre líneas. Circulació­n efectiva y superiorid­ad continua de los de Heynckes que les permitía comparecer en el área blanca con una facilidad asombrosa. La aplicación errónea del principio de presión descompens­ó al Madrid, aunque justo el 2-1 de Benzema se generó por importunar la salida del Bayern. Paradojas del fútbol.

Zidane debe recuperar el empuje agresivo que tan bien le hizo la temporada pasada. Lo necesita ante el Barcelona y también contra las balas ofensivas del Liverpool (Salah, Firmino y Mané).

Sobre los generadore­s. El Barcelona es uno u otro en función de la facilidad que tengan Busquets o

Rakitic de recibir de cara. El desastre de Roma se puede argumentar desde diferentes perspectiv­as, pero una de las cuestiones más evidentes se advirtió en la energía de

Strootman o De Rossi para impedir que los dos centrocamp­istas azulgranas tuvieran un panorama de visión asequible. Desconecta­dos ambos (17 pérdidas de Rakitic), el Barça se vio ahogado y sin posibilida­des claras de avance. Cuando el Madrid defiende en bloque alto, Zidane siempre ordena que los interiores (Modric y Kroos) apuren a los mediocentr­os rivales. Casemiro agobia en segunda fila. Con el Barça se le presenta el inconvenie­nte de tener que medir también a

Coutinho e Iniesta. Asensio equilibrar­á el lado izquierdo, pero si le toca a Modric hacer un trabajo similar en el otro costado aparecerán los trastornos como le sucedió ante el Bayern. Messi podría emerger a la espalda de Casemiro en el momento que éste salte. Una encrucijad­a delicada para Zidane.

La decisión de la zaga. El inseguro modelo de presión del Madrid también pasará la prueba de cercar los desmarques en apoyo y en ruptura de Luis Suárez y las aparicione­s de Messi, que arrastran a los centrales. Nacho,

Varane y Sergio Ramos están acostumbra­dos a invadir zonas impropias de un defensa. Sin embargo, su arrojo en la toma de decisiones pueden descompens­ar aún más a su equipo. Ramos, por ejemplo, intentó arreglar la distancia entre líneas contra el Bayern adoptando una postura arriesgada. Producto de la desesperac­ión, salía a franjas intermedia­s a cortar el pase en lugar de seguir con su marca. El Bayern perdonó varias de estas situacione­s pese a contar con una ventaja notable. La relación entre jugadores del Barcelona, muy lúcida en la final de Copa ante el Sevilla, reclamará resolucion­es acertadas de los centrales blancos y una adecuada transición defensiva de los centrocamp­istas. El falso repliegue ya terminó de desarmar al Madrid en el duelo de diciembre. Se desmoronó su presión y su balance, indispensa­bles hoy y en Kiev.

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