Lucas castiga al Celta sin Europa en un derbi plano
Maxi abrió la cuenta, el Celta se confió y lo pagó en el minuto 91
Los derbis siempre tienen algo especial, y eso volvió a quedar patente en Balaídos. El Celta, cómodo casi todo el partido, se relamía con los tres puntos para seguir soñando con Europa y sumar la cuarta victoria consecutiva ante el eterno rival. Todo iba según el guión establecido hasta que Lucas Pérez, un coruñés, empató el duelo en el minuto 91 para darle una pequeña alegría a sus seguidores tras el reciente descenso.
Y eso que las cosas se le pusieron de cara muy pronto a los de Unzué en un inicio de partido reflejo de dónde están ambos equipos, con un Celta dominador e incluso cómodo ante un Depor sin ideas. También el tempranero gol de Maxi puso sobre el tapete uno de los grandes pecados que ha llevado a los coruñeses a Segunda: la portería. Contemplativo y blandito Rubén para que el punta uruguayo marcase de espaldas a la portería con la coronilla; terrible. Minuto a minuto el partido fue tiñéndose de celeste en todos los aspectos. Sin errores atrás, acertados en la presión, peligrosos cuando el balón llegaba a las bandas, cuando pasaba por Pione Sisto o cuando llegaba a un Brais que asumía los galones del ausente Aspas. Todo fue lineal hasta el minuto 35, en el que un zapatazo de Guilherme, al que respondió espléndidamente Sergio, despertó a un Depor que, al menos, dio sensación de peligro en el tramo final del primer tiempo.
Poco fútbol. El segundo acto comenzó sin Çolak, con problemas físicos, y con mayor ida y vuelta. Dominaban los piques, con entradas fuertes entre Maxi y Schär o un codazo de Lucas Boyé sobre la cara de Albentosa que se acercó a la roja. Luego llegó la polémica, con un gol anulado a Wass, que sí estaba en fuera de juego. El Celta no sufría, pero tampoco sentenciaba y se llegó a la recta final con el partido abierto. Primero avisó Borja Valle, luego vino el golpe de Lucas en el minuto 91 que castigó el sesteó local y premió a un Depor que, al menos, tuvo orgullo.