Zinedine Zidane y la ‘grandeur’ francesa
La afición blanca debe pensar que es un hasta luego
La noticia de ayer dolió. Y mucho. Pero dolió menos porque esta despedida ya la he vivido aquel día de abril de 2006 en el Santiago Bernabéu cuando Zinedine Zidane jugó su último partido en casa frente al Villarreal. Aquella tarde me rompí la voz narrando para la radio francesa RMC sus últimos pasos sobre el césped del estadio madridista y lloré en directo. Porque sabía que nunca más este ángel del balón volvería a jugar con la camiseta blanca, que iba a colgar las botas para siempre.
Ayer estuve muy triste y alguna lágrima irrumpió en mis ojos cuando me enteré de la decisión de Zizou. Pero, poco a poco, empecé a pensar en positivo como lo él lo hace siempre. Y me di cuenta de que sólo iba a cumplir 46 años a final de este mes, que todavía era un entrenador muy joven y que, un día, mi querido compatriota volvería a sentarse en el banquillo del Madrid. Es esta esperanza la que ha endulzado lo que debía ser un día muy amargo. Y creo que todos los madridistas, después del mal trago, deben pensar que lo de ayer no ha sido un adiós. Sino un simple hasta luego. O mejor dicho… ¡un hasta pronto!
Pero más allá de este sentimiento potente de que Zizou siempre estará cerca de aquí, la manera con la cuál se ha despedido ayer y las razones que le han empujado a dejar el banquillo merengue me han hecho admirarle todavía más. El técnico francés se va porque es ante todo un tipo honesto. Al igual que en 2006 renunció a un año de contrato y a mucho dinero porque pensaba que, como jugador, no podía estar al nivel que demanda el Madrid, ayer Zidane no ha querido mentirse a sí mismo ni a los demás. Podemos opinar que nadie en el mundo está más cualificado que el galo para dirigir al equipo blanco, pero tenemos que fiarnos de las sensaciones del míster. Y respetar su decisión.
Muchas veces en España se usa la palabra grandeur
cuando se habla de Francia y creo sinceramente que este concepto que inventó el general De Gaulle ha sido personificado de forma maravillosa por Zidane ayer. Se ha ido en lo más alto, con clase y elegancia. Con grandeza. Gracias Zizou por ser como eres y por tu bella fidelidad. Sabes que te quiero, amigo.
Del míster Hay que fiarse de sus sensaciones y respetar su decisión