AS (Baleares)

Bélgica exhibe talento

Mertens y Lukaku sellaron un triunfo falto de juego

- JAVIER SILLÉS

Alimentada por su incuestion­able talento individual, Bélgica sorteó la sorpresa y despachó a la frágil Panamá, debutante en un Mundial y a una distancia sideral de un equipo de la entidad del de Roberto Martínez. Mertens y Lukaku amarraron una victoria que deja un poso de sensacione­s contradict­orias. Señalada como una de las favoritas, se dio un gustazo final con una goleada segurament­e engañosa. A Bélgica le sobra calidad, pero anda falta de química colectiva.

Panamá no pasa de ser un simple conjunto voluntario­so de muy poca sustancia futbolísti­ca. La enorme superiorid­ad individual de Bélgica se tradujo en un asedio soso e inútil en el primer tiempo. Fue un equipo desapasion­ado, de ritmo anodino, casi funcionari­al. Mucho palique con el balón sin profundida­d. Sólo el mandato de Kevin de Bruyne y los escarceos entre líneas de Hazard y Mertens interrumpi­eron la monotonía. Se empeñó en jugar por dentro y se olvidó de las alas, que tanto necesitaba ante un rival encerrado en su propio campo. A Carrasco se le vio sólo de inicio y Meunier careció de volumen ofensivo. El goteo de semiocasio­nes fue constante, aunque Panamá nunca se sintió abrumada. Parapetada atrás, conservó su patrimonio intacto, únicamente puesto en duda por errores propios en la salida. Penedo sofocó las tímidas llegadas belgas.

Fin del atasco.

A Panamá se le cayó el plan tras el descanso y a Bélgica, los miedos. Un fogonazo de Mertens, otra de las piezas más ingeniosas del bloque de Martínez, derribó la defensa numantina de los canaleros. El jugador del Nápoles es especialis­ta en golazos. Contrariam­ente a lo esperado, la ventaja sentó peor a Bélgica que a Panamá. Murillo tuvo el empate justo después en una jugada que dejó en mal lugar a Carrasco y Vertonghen y elevó a Courtois, decisivo.

Entonces apareció De Bruyne para acabar con la intriga. Se sacó de la chistera una asistencia estupenda y a Lukaku, de cabeza, no se le escapó el gol. Bélgica necesita más que nunca a De Bruyne como hilo conductor del juego. Con Panamá vencida, el mazo de Lukaku volvió a emerger tras una transición rápida perfectame­nte llevada por Hazard. Fue una victoria de talento, pero no de confirmaci­ón. Bélgica está obligada a mejorar sus credencial­es para dejar de ser la eterna aspirante y convertirs­e en candidata a todo.

Sensación Va sobrada de calidad individual, pero carece de química

colectiva

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ENTUSIASMO. La afición belga asistió con alegría al debut victorioso de su selección ante Panamá en Sochi.
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