Suecia gana desde el VAR y hace temblar a Alemania

Granqvist marcó de penalti no señalado por el árbitro

Penalti de libro. Penalti de VAR. La patada grotesca de Kim Min-Woo a Claesson no fue apreciada (y si lo vio no quiso mojarse) por el árbitro salvadoreño Joel Aguilar, que dejó seguir el juego montando una contra Corea. Pero el colegiado fue avisado, requerido para ver las imágenes e instruido: había existido penalti. Aguilar lo pitó y Granqvist lo marcó.

La escena, en su totalidad, nos deja una lectura: para los árbitros es más cómodo no pitar penalti en caso de duda. Porque si lo pita y no lo es, queda mal; en cambio, si no lo señala y resulta que sí lo había sido, pues no pasa nada porque en un rato le va a avisar el VAR. Y error rectificado, asunto zanjado.

Suecia sabía que si ganaba a Corea, a priori inferior, sembraría de miedos el futuro de Alemania, pues cogería con México una ventaja de tres puntos. Así que de inicio se lanzó a por la causa. Suecia se agarró al argumento simplista de la diferencia de estatura con los coreanos para hacer de ello su única cuestión estratégica.

La primera ocasión fue en el 18’, una conducción vertical de Granqvist con pared de tacón de Berg al borde del área. Insistía Suecia y la mejor ocasión se le apareció en el 20’, cuando Berg remató a bocajarro pero, sorpresa del guión, Cho HyunWoo hizo la, hasta ahora, parada del Mundial. Cho llegó al Mundial como tercer portero. No sólo fue titular, sino que fue el mejor de Corea.

A lo suyo seguía Suecia, colgando balones y forzando córners. Debido a la diferencia de estatura, un córner tenía casi tanto peligro como un penalti.

Suecia, que eliminó a Italia en la repesca, estaba sufriendo. Llegando pero no marcando. Y pasaba el tiempo. Con eso jugaba Corea, que basaba toda esperanza en cazar un buen contragolpe. Todo sueco que se midió en carrera con Son acabó sonrojado.

Luego llegó la jugada del VAR. El penalti. El gol. De ahí al final dio tiempo para ver un rato a Lee Seung-Woo, cuyo fichaje por el Barça le costó al club la sanción de la FIFA.

Estrategia Suecia utilizó el argumento simplista de la diferencia de estatura