Leo quiere frenar a Messi

Franco, técnico oscense, estudia cómo parar al crack

Su caso es especial. Tanto que parece imposible que nada le pueda salir mal. Disfrutó de la elite del fútbol durante casi dos décadas. Decidió apartarse de la portería para enrolarse como ejecutivo del Huesca, a la vez que comenzaba una relación amateur con el baloncesto en el Stadium Casablanca; no quería perder la forma física. Leo Franco, sin experiencia como técnico, aceptó el reto a finales de junio de ser el relevo de Rubi en el banquillo altoaragonés, una vez que el entrenador catalán ascendió a Primera y selló su regreso al Espanyol.

Tras dos jornadas disputadas, resulta que el Huesca no sabe lo que es perder en Liga. Como el Barça. Lejos de una versión excelsa, Ernesto Valverde y su tropa supieron arreglar desajustes para sumar seis puntos en dos partidos, eso sí, superando la tensión del estreno de Liga en casa ante el Alavés (30) y sobreponiéndose al lamentable e impresentable estado del terreno de juego de Zorrilla (0-1) la semana pasada. El técnico y los jugadores azulgrana etiquetan el partido de hoy como vital para llegar con confianza el primer parón de la competición. Pretenden repetir el guión del curso anterior, cuando al final de la primera vuelta ya tenían casi el título de Liga en el bolsillo.

Valverde puede mover el banquillo. Eso sí, Messi es innegociable. La batalla de entrenadores parece evidente. Franco pretende no tocar nada del plan con el que comenzó su aventura y la del Huesca en Primera. Podría agitar el esquema según cómo se vaya dando el partido, pero para ello habrá que esperar. Luis Suárez necesita estrenarse, mientras que Cucho Hernández, el colombiano, tratará de sorprender con potencia y espacios. Eso sí. Todos, los que estén dentro y fuera del campo esperarán la magia de La Pulga, al que Leo (Franco) tratará de frenar cómo sea desde la pizarra. Messi está fino y pretende romper los planes de vigilancia con el que insistirán para frenarle.

Invictos Los dos equipos llegan a la tercera jornada sin

perder