AS (Baleares)

El derbi de Ceballos

Dos no discuten si uno no quiere. Y no hay manera de meter un gol si los dos porteros mutan en muros infranquea­bles. Courtois y Oblak, por ese orden, evitaron que hubiera goles en un buen derbi.

- TOMÁS RONCERO

Me gustó. Les anticipo que el derbi, pese al marcador final con gafas (0-0), me dejó buenas sensacione­s y me tuvo en vilo por su intensidad y emoción en la segunda parte de la trama. No siempre los partidos que acaban sin goles son mediocres. Recuerdo una final de Copa del Generalísi­mo en 1975 en el Calderón que fue, sin duda, de los mejores derbis de siempre. Buen juego y espectácul­o a raudales. No hubo goles y el Madrid levantó el trofeo tras ganar en los penaltis (¡enorme mi admirado Miguel Ángel!). Y recuerden que el primer derbi del Wanda, el pasado curso, también acabó sin celebracio­nes de gol, lo que no evitó un duelo tenso (Ramos acabó con la nariz partida tras la entrada de Lucas), intenso y con muchísima polémica con las decisiones de Fernández Borbalán. Un derbi nunca te deja frío. Cierto que jugando en el Bernabéu fastidia irse con un simple punto y conformars­e. Pero visto lo visto hasta el descanso, tampoco vamos a rasgarnos las vestiduras. De hecho, Courtois, gigante en todos los sentidos, nos permitió irnos vivos al interregno con dos mano a mano para enmarcar. Pero hay un reproche que ya se hizo Ramos tras acabar el duelo y yo comparto por completo. No puede ser que el Barça haya pinchado en seis días con Girona, Leganés y Athletic (¡sólo dos puntos de nueve!) y que sólo les hayamos comido dos puntos. En cuatro días el equipo de Julen se ha dejado cinco puntos ante Sevilla y Atleti. Falta jerarquía en los grandes días. Ahí sí se nota la ausencia de Cristiano. Por eso creo que hay que tener paciencia con el equipo. Y comprensió­n. Se están reseteando. Es como si un matrimonio se separa e inicia una nueva vida. Aprender a vivir sin 50 goles de un tipo insaciable no debe ser sencillo, señores...

Arte de Utrera. Las molestias físicas de Bale obligaron a modificar el dibujo. Lopetegui dio entrada a Ceballos y todo cambió para mejor. El 4-4-2 fue balsámico para el Madrid y corrosivo para la tropa del Cholo. El arte del utrerano produjo un cambio climático en el derbi que desactivó a los vecinos de San Blas. El descaro del 24 fue más que elogiable. Ni Kroos ni

Modric. El que se adueñó de la escena fue este chaval de 22 años que tiene un descaro que convierten en carne de Cuarto Milenio sus suplencias de la temporada pasada. Ceballos les puso nerviosos, provocó asociacion­es estupendas con Asensio

y logró volcar la partida hacia la portería de Oblak. El esloveno fue el que tuvo que presentar sus credencial­es en un segundo tiempo en el que Courtois se quedó en el jacuzzi por falta de trabajo. Ceballos cuenta con la confianza de Julen. Si Bale va a perderse varios partidos yo le daba la titularida­d y fijo que lo disfrutare­mos. ¡Vaya jugón!

Forza Vinicius. Sus cinco minutos, en su debut oficial, fueron notables. Este chico propone, desborda, es vertical y osado. Muy osado. En un Madrid que abusa de la circulació­n y de la posesión sin excesivo peligro

(¡Benzema lleva cinco partidos sin chutar entre los tres palos!) sería bueno que Vini y Mariano

tengan más minutos y protagonis­mo. Ellos darán aire fresco a la tropa. Son jóvenes y están preparados. Julen, al lío...

Tienen fe. Me trasladan su fe los amigos del grupo rociero

Los Tarantos (madridista­s de bandera), mi presi Antonio Esteban, el gran Lucinio Martínez Cartón (desde La Bañeza estuvo 36 años viajando con el equipo), Balta de Andratx y las peñas de

Quintana de la Sierra (Badajoz) y ‘El Gacho’ de Robledolla­no (Cáceres). Sois muy grandes.

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