AS (Baleares)

Empate hasta el agotamient­o

Messi igualó el gol de Garay de salida ● El Barça cede el liderato y el Valencia sigue sin ganar en casa ● Ambos equipos notaron el esfuerzo europeo

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO ALBERTO IRANZO Y DAVID GONZÁLEZ

El Valencia sigue sin ganar en su casa, el Barça cedió el liderato, pero el empate (1-1) en Mestalla pareció dejar satisfecho­s a ambos equipos, que después de la paliza que se pegaron entre semana en Old Trafford y Wembley, respectiva­mente, en la Champions, acabaron exhaustos. Ambos equipos pueden defender que hicieron méritos para llevarse los tres puntos, pero también ambos conjuntos saben que tuvieron fallos que les podía haber costado una derrota.

Que no se puede salir dormido en el campo del Valencia es asignatura de primero de Mestalla, y más si el día antes el Madrid ha pinchado. Una asignatura que el Barça suspendió clamorosam­ente. Sin haber controlado un balón, los blaugrana cedieron un córner en el primer ataque del Valencia que propició un fallo en cadena de la defensa blaugrana y que permitió a Garay empujar al fondo de la red el primer gol desde la misma línea.

El tanto encendió a la grada, animó al Valencia y dejó al Barça en estado comatoso, más comatoso. Tuvo en ese inicio de partido el equipo de Marcelino una ocasión pintiparad­a para dejar el partido listo para sentencia. La defensa blaugrana vivía en estado de drama y Ter Stegen tuvo que multiplica­rse para evitar que la brecha fuera a más con dos disparos de Batshuayi. No obstante, el Valencia no supo sacar rédito de los minutos en los que atropelló al Barça y que se acabaron cuando Guedes tuvo que pedir el cambio por lesión y fue sustituido por Cheryshev.

A partir de ahí, superada la tormenta, el Barcelona empezó a rehacerse. Adelantó la línea de presión, encerró al Valencia en su área y tuvo más contacto con la pelota. Pero Neto no se sentía amenazado. El Valencia es un equipo acostumbra­do a defenderse y, en principio, lo que más le costaba en este inicio de Liga era marcar y lo había logrado a los 82 segundos de partido. A pesar del desperece visitante, la situación parecía controlada.

Pero uno nunca puede relajarse cuando juega ante un equipo que tiene a Messi enfrente. Eso es de primero de Leo. Y el argentino, que había participad­o poco en el primer tramo, apareció por sorpresa para hacerle un caño a Kondogbia, asociarse con Suárez y colocar un latigazo a la base del poste de Neto.

El Barça había superado la primera oleada del Valencia, que veía como el excelente inicio de encuentro se le había complicado. El Barça, por su parte, tampoco supo interpreta­r el desencanto del Valencia y no le dio la puntilla al equipo local, que incluso tuvo una nueva ocasión por parte de Gayà antes del descanso.

En el segundo tiempo, el Barça salió más reconocibl­e ante la anuencia del Valencia, que le cedió la iniciativa de salida para buscar las contras fruto de los errores del Barcelona. Los guiones de ambas escuadras eran absolutame­nte opuestos. Al Valencia le bastaba con dos toques para rondar a Ter Stegen, el Barça, por contra, necesitaba masticar mucho la jugada, con el consiguien­te riesgo de perder la pelota ante un Valencia mucho más entero físicament­e.

Metió Marcelino para jugar los últimos 25 minutos a Rodrigo, aumentando el octanaje de su equipo y ante el peligro que representa­ba el internacio­nal español, el Barça supo que no le quedaba otra que ponerse en serio a controlar el partido a partir del control y se hizo con la pelota, pero ya sin fuerzas. Al Valencia tampoco le quedaba resuello para ir a por la contra. El empate ya se firmaba y se daba por bueno por ambos lados.

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