“Venables y Cruyff me quisieron llevar al Barça” Paco Buyo
La mejor parada que hice en mi vida
fue con el Sevilla ante el Sporting, una estirada imposible”
Recuerdo el Clásico
en el que debutó Romerito, le hice una parada que le pudo
cambiar la vida”
Ahora brilla en su faceta de contertulio en El Chiringuito (“ya tenía mucha experiencia comentando partidos y me encanta el formato de este programa”). Fue el portero del Real Madrid de 1986 a 1997. Pocos como él están tan cualificados para hablar de los Clásicos y del momento del equipo...
➥ ¿Tiene buenos recuerdos de los Clásicos?
—-Hay de todo. Son partidos especiales, pero también lo eran los derbis, y mucho.
—Lo será sobre todo para Lopetegui, que se juega su futuro. ¿En su época se cambiaba tanto de entrenador?
—No, no… Duraban un poquito más, pero también es cierto que era difícil encontrarte a estas alturas de campeonato con una situación como la que tiene el Madrid ahora. Lopetegui ha demostrado que es un gran técnico, primero en el Oporto y luego en la Selección, de la que fue cesado sin haber perdido ni un solo partido. Habría que darle tiempo a ver si los jugadores reaccionan.
—¿Hizo usted algún gran partido ante el Barça?
—Seguramente, sí. ¡Pero son tantos! Yo me acuerdo más de alguna parada aislada.
—¿Sí?
—Como una que le cacé a Bakero en un remate de volea que hizo en el área pequeña. Fue muy sonado. Y una falta que le saqué a Koeman de la escuadra en el Bernabéu… También recuerdo una semifinal de la Copa del Rey que nos quedamos con diez a los 20 minutos y ganamos en el Camp Nou. Ahí también estuve bien…
—¿Se acuerda más de paradas que de partidos?
—Sí, sí… La mejor que hice fue con el Sevilla, en un partido ante el Sporting. No sé si fue a Eloy o a Quini. Una estirada imposible a un remate al borde del área pequeña. Y encima me quedé con el balón. El estadio se puso en pie y empezó a gritar: “¡Buyo, Buyo!”. Todavía no sé ni cómo la hice (risas).
—¿Siempre tuvo claro que jugaría en el Madrid?
—Yo sí. Y mire que justo antes de ir me llamó Terry Venables, que me quería para el Barça.
—No me diga.
—Me llamaba todas las semanas. Esa fue la primera vez que me quiso fichar.
—¿La primera?
—El caso es que yo siempre soñé con ir al Madrid, desde muy pequeñito, porque iba a Riazor con mi padre a ver sus partidos.
—Lo mamó de pequeño.
—El Madrid venía todos los años al Trofeo Teresa Herrera.
—¿ Q u é p r i m e r e q u i p o recuerda?
—Camacho, Pirri, Breitner, Stielike, Jensen, García Remón… Unos cracks.
—¿Le quiso el Barça más veces?
—Sí hombre, Johan Cruyff también me llamó en un par de ocasiones. Me quería llevar por todos los medios al Barça.
—¿Qué le decía?
—Que tenía que ser su portero, que era el mejor que había porque tenía unas condiciones muy diferentes a todos. Que manejaba muy bien los pies y que le gustaba. Quería un portero sin complejos.
—¿Jugaba bien con los pies?
—En mis inicios, en el Ural, fui a la vez portero menos goleado y mejor goleador (risas). Alternaba esas dos posiciones.
—¿Su mayor trauma con el Barça fue el 5-0?
—Pero afortunadamente duró poco. Se lo devolvimos.
—¿Ve a Vinicius como un factor sorpresa?
—Hablar de esto me recuerda a aquel paraguayo que vino dos días antes de un Clásico y terminó jugando por Lineker… Romerito se llamaba.
—¿Cómo recuerda aquellos días antes de ese partido?
—Se había lesionado Bakero y Cruyff quería a ese jugador para lo que quedaba de temporada. Los periódicos no paraban de anunciar que llegaría. Y que jugaría. Y todos estábamos expectantes por verlo…
—¿Y defraudó?
—Aquel día se movió bien. Romerito era rápido con la pelota. Le saqué un remate de cabeza desde la frontal que casi fue gol. Esa parada pudo cambiar su destino en el Barça, porque luego sólo jugó siete u ocho partidos más... Empezar con buen pie le habría venido bien.