AS (Baleares)

Serantes, de héroe ante el Atlético a dos años de pesadilla pepinera

Ahora vive a la sombra de Cuéllar y Lunin tras jugarlo todo en verano

- POR JAVIER MARTÍN

Los entrenamie­ntos del Leganés son un ejercicio de contrastes. Al salir los 28 futbolista­s que dirige Pellegrino, uno de ellos brinca, bromea y ríe como ningún otro. Vive en la inopia de una felicidad terapéutic­a. Y eso que últimament­e sólo le ronda la desgracia. Se llama Jon Ander Serantes y lleva casi dos años en blanco. Pepinero desde 2014, el cuarto capitán del Lega es portero. Su última dosis de heroicidad la administró contra el Atleti en el estreno de Butarque en el Olimpo. Fue en agosto de 2016 cuando este Superman sin capa lució superpoder­es y paradones para evitar la victoria colchonera. Aquello acabó 0-0, con Griezmann desesperad­o y este chaval de Barakaldo encumbrado a Zamora. Ahí es nada. “Luego Garitano me abroncó por creérmelo”, bromea todavía al evocar aquellos días de vino y rosas. Hoy apenas brinda con bebida isotónica. Y para colmo, su flor sigue marchita.

Luce un rosario de infortunio­s. En noviembre de ese 2016 se destrozó la rodilla: siete meses de baja. En medio de su recuperaci­ón se operó del hombro y cuando una cosa (la rodilla) empezó a funcionarl­e, la otra (el hombro) se le encasquill­ó. Viendo que su KO duraría,

En agosto de 2016 dio una exhibición ante los rojiblanco­s y en noviembre se rompió la rodilla

cedió su ficha en agosto de 2017. Estuvo sin ella hasta enero y no volvió a jugar hasta mayo: Garitano lo puso contra el Betis en la última jornada. Jugó un partidazo. Jon había vuelto… o eso parecía.

Las dudas. Este verano, con Pellegrino, compitió casi todo ayudado por el lío de la salida-no salida de Cuéllar. En medio del vendaval pensó que sería titular en el estreno liguero. Error. Jugó Cuéllar, aunque “humanament­e lo mereciera Serantes”, como ha reconocido

El Flaco. Desde entonces, oscuridad: llegó cedido Lunin, en la sexta jornada dejó de ir convocado y ahora duda si irse o no. “Si no fuese por la afición habría decidido marcharme, seguro”, confesó a Panenka. Con contrato hasta 2020, su futuro es nebuloso. Casi como los recuerdos de aquella velada en la que Superman Serantes frenó al Atleti y se hizo Zamora.

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