Locura en São Paulo por Alves: 45.000 en su presentación
Recibimiento galáctico en Morumbi
Dani Alves fue presentado ayer por el São Paulo como un verdadero galáctico. El capitán de la selección brasileña, de 36 años, llevó al menos 45.000 personas al Morumbi para su fiesta de bienvenida al equipo paulista, que el propio lateral siempre declaró como el club de su corazón. Al cierre de esta edición, el estadio estaba prácticamente lleno y eran esperadas las presencias de varias leyendas del club para recibir al nuevo fichaje, como el exmediapunta del Real Madrid Kaká.
La euforia por la llegada del exfutbolista del PSG, Juventus,
Barcelona y Sevilla comenzó el lunes, cuando una verdadera multitud fue al aeropuerto de Congonhas para recibirle.
Sonriente y visiblemente sorprendido, Dani Alves llegó de Salvador de Bahía en un jet privado con su familia vistiendo una camiseta del São Paulo y acabó con una gorra del club de uno de los cientos de aficionados que le mantearon en la llegada a la ciudad. El futbolista más laureado de la historia del fútbol, con 43 títulos acumulados en sus 13 años de carrera, tardó más de media hora para cruzar el hall que separa las puertas de salida de los vuelos y la acera donde le esperaba una furgoneta del club, totalmente tomado por aficionados tricolores.
Ayer, Alves visitó a sus nuevos compañeros en el centro de entrenamiento de Barra Funda, donde fue recibido por el exdelantero del Milán Alexandre Pato y los directivos del club Raí y Diego Lugano. El veterano, campeón de seis Ligas, cuatro Copas del Rey y tres Champions con el Barça, desayunó con el resto del equipo antes de conocer el resto de las instalaciones y pasar pruebas médicas de rutina.
No es la primera vez que la afición del São Paulo recibe con una fiesta multitudinaria a un ídolo del club. Hace ocho años, el delantero Luis Fabiano también fue recibido por 45.000 aficionados en el estadio Morumbi, cuando regresó al fútbol brasileño después de seis temporadas con el Sevilla.
Aeropuerto Cientos de aficionados
fueron a recibirle en su llegada a
la ciudad