Pesimismo con Messi, que sigue con molestias
Tiene más que difícil jugar el sábado en Pamplona
Pese a que en el vestuario aún no lo han descartado al cien por cien, lo cierto es que parece más que difícil que Leo Messi pueda estar el sábado en El Sadar. El delantero argentino siguió ayer miércoles con sus pautas de trabajo de recuperación, trabajando en solitario junto a un recuperador, por lo que en el mejor de los casos sólo tendrá dos entrenamientos con el grupo antes del encuentro contra Osasuna. Muy poco tiempo si tenemos en cuenta que Leo sólo acumula dos sesiones de entrenamiento con sus compañeros desde que se reincorporó al trabajo el pasado 5 de agosto.
En el club además no están dispuestos a asumir ningún riesgo con Messi –tal como ya lo adelantó el propio Ernesto Valverde–, por lo que cada día gana más enteros la opción de aplazar su regreso para después del parón de selecciones. Así, el jugador tendría por delante casi dos semanas más de tiempo para ponerse a punto y reaparecer ante el Valencia en el Camp Nou el próximo 14 de septiembre.
Además, el contratiempo que sufrió antes del entrenamiento del pasado sábado al notar unas malas sensaciones en el sóleo de la pierna derecha dieron la razón a todas las partes de que no se puede precipitar en ningún caso.
La emisora
RAC 1, además, explicó que el jugador en la sesión de recuperación realizada el martes volvió a notar malas sensaciones, lo que puso en alerta a los servicios médicos del club. Ayer era el día previsto para ver si el argentino podía realizar una parte de la sesión al mismo ritmo de los compañeros, pero ante la situación se optó por la vía conservadora y se abortó el plan. Soluciones. Si se confirma la baja de Messi ante Osasuna, parece que Valverde podría confiar de nuevo en el tridente ofensivo que alineó ante el Betis, con Antoine Griezmann a la cabeza, flanqueado por Rafinha y Carles Pérez. Y con el joven Ansu Fati en el banquillo como alternativa en ataque.
Desde los servicios médicos del Barcelona destacan que la lesión en el sóleo es una dolencia “muy traicionera” a partir de la treintena, y más en jugadores con una gran carga de partidos. “Hay que tratarla con prudencia”, dicen. Por tanto, nadie piensa arriesgar.
Precaución Sigue con malas sensaciones y en el club prefieren ser prudentes