Andújar olvida su infierno y rompe su techo en un ‘grande’
El conquense tumbó a Bublik
Con fe, esperanza y trabajo te vienen este tipo de cosas”, decía Pablo Andújar antes de enfrentarse a Alexander Bublik en tercera ronda del US Open. Y no se equivocaba, porque el kazajo también cayó (6-4, 6-3 y 6-2) como ya hicieran antes Edmund, en primera ronda, y Sonego, a continuación, y el español está ya en octavos.
Iban cuatro años sin ganar un partido en un torneo del Grand Slam (este se despidió a las primeras de cambio de los tres anteriores) para el conquense, de 33 años, que en sus mejores tiempos, allá por 2013, llegó a ser el 32º del ranking ATP y luce en su palmarés cuatro títulos de categoría 250, el último conquistado en Marrakech el año pasado. Mermado por una lesión en el codo en 2017, que llegó a requerir hasta tres operaciones y le llevó a plantearse la retirada, se pasó sin jugar casi
todo ese año y se fue hasta el puesto 1.764 de la clasificación mundial.
“Yo creía que estaba ya fuera de esto”, dijo preguntado por aquel calvario tras vencer a Edmund. Pero ahí está, por primera vez en la cuarta estación de un Grand Slam (su techo hasta ahora eran las terceras rondas de Roland Garros y Wimbledon 2015). Y con bastante autoridad, pues no cede un set desde primera ronda y necesitó poco más de dos horas para tumbar a Bublik, con un gran balance de 38 golpes ganadores por 19 errores no forzados y resolución en la red (24 de 33 puntos ganados).
Su siguiente oponente, entre Gael Monfils y Denis Shapovalov, será un hueso. Pero Pablo, que en la recta final de su carrera tenía la ilusión de “volver a ser competitivo”, ya lo ha conseguido y además en uno de los escenarios más exigentes. Ahora sólo puede “disfrutar”.
Calvario Andújar se pasó casi todo el año 2017 lesionado en el codo