Variantes tácticas en el Real Madrid

Zidane nos sorprendió con el cambio de sistema

El esquema que el técnico dispuso ante el Villarreal modifica la forma de progresar hacia la portería rival: exige ser mucho más vertical y llegar por fuera.

Novedades en el dibujo. Zidane sorprendió ante el Villarreal con un cambio de sistema, pasando del 1-4-33 (más habitual en el técnico galo) a un 1-4-4-2. Esta estructura te condiciona y cambia tu manera de jugar, o más bien, de cómo progresar en el juego. Al jugar con dos extremos como Bale y Lucas

Vázquez en las bandas, la idea, tal y como comentó Zidane tras el partido, era llegar mucho por fuera conquistando la profundidad y sacar centros para Jovic y Benzema, la pareja atacante, a sabiendas de que los de Calleja habían mostrado cierta debilidad en la defensa del juego aéreo.

El sistema. ¿Qué pasa con el 1-4-4-2? Que yo lo interpreto más como una estructura para atacar vertical o en transición más que para dominar a través del pase, salvo que esos dos futbolistas de las bandas sean, por ejemplo, James, Isco o jugadores de ese perfil, que se metan a ocupar pasillos interiores y, de este modo, poder tener diferentes alturas para encontrar lineas de pase. Al Madrid le costó el domingo conquistar zonas del campo donde esos centros fueran más efectivos y eso vino provocado por los problemas en la construcción de los ataques. Si analizas los equipos que usan este sistema (Atlético, Getafe, Valencia, Valladolid, etc.), cada uno con sus matices, todos tienen en común que no dominan mediante el pase y su manera de llegar a la portería contraria es atacando de una forma más vertical.

Casemiro. Fue otro factor importante. Al tener solo dos centrocampistas en el medio,

Casemiro tuvo que ocupar mucho más campo de lo habitual y tuvo que desplegarse más a zonas ofensivas para que los delanteros no estuvieran desconectados. El brasileño hizo un buen trabajo, pero el equipo se resiente en la transición ataque-defensa si él está lejos de los centrales.

Jovic y Benzema. Por último destacar esta falta de conexión. No conectaron ni una sola vez entre ellos en el tiempo (68 minutos) que estuvieron juntos sobre el césped. Queda trabajo por delante en cuanto al entendimiento, a qué espacio y cuándo ocuparlo para cuando el míster quiera usarlos a ambos a la vez.