Por Hubert... y el grito de Merhi

Es un silencio desgarrador, como cuando un rayo ilumina la noche y hace que todo el mundo se dé la vuelta en un gesto de puro instinto. Dura poco, un instante a veces. Después sigue la rutina. Cuando muere un piloto el pesar destroza el universo de la F1 por un rato, después llegan retazos, palabras huecas y un hashtag #RacingForAnthoine. No dudo de la tristeza real de alguna gente buena tras la muerte de Anthoine Hubert, piloto francés de F2, a los 22 años, sobre todo de ellos, de los pilotos. Pero la F1 no corrió por Anthoine, corrió porque el show siempre debe continuar en un deporte que vive sobre todo y ante todo por el dinero.

Los pilotos sí corrieron por él. Entre los que tenían el disgusto en el alma, alguien que ya no está en los circuitos pero que dejó una reflexión. “Lo más triste es que un piloto de F2 no cobra nada, paga para correr. Lo hace por pura pasión y por demostrar a la F1 que estás preparado. Para que luego no te cojan porque les interesa más alguien con dinero. Nos jugamos la vida por un sueño”, decía Roberto Merhi, uno de los españoles con más talento que vive aún en el intento de lograr lo que merece. “El automovilismo tiene que cambiar, así no es un deporte. Esto te hace pensar si vale la pena”, cierra en un grito desgarrador. Eso se podría llamar escribir por Anthoine. Gritar.