El Cádiz firma su cuarta victoria en el minuto 97
Iglesias Villanueva pitó dos penaltis y anuló un gol
Hubo dos partidos. Con VAR y sin VAR. Ninguno demasiado bueno, pero al menos el que se pitaba in situ tuvo orden y ritmo, con los equipos centrados cada uno en lo suyo. Fue el primer tiempo, en el que el Racing tuvo la pelota y trató de profundizar, mientras que el Cádiz seguía a rajatabla el plan de Álvaro Cervera (orden, paciencia y contragolpe), que es de la teoría de Felines, aquel dicharachero técnico del Rayo y el Racing, entre otros, el que quiera espectáculo que vaya a ver a Lina Morgan. Álvaro el espectáculo lo dio, mucho y bueno, como jugador. Como técnico gana. Y vuelve a ganar, cuatro seguidas lleva ya.
Agazapado como un francotirador esperó el líder al primer regalo del Racing. Lo cometió Nico Hidalgo, que no es lateral y le pusieron ahí, y Perea no perdonó el 0-1. Era injusto irse así al descanso, pero era fruto
de las opciones que eligió cada técnico.
A la pantalla. La segunda mitad fue otra cosa. Una ‘Varbaridad’. Estuvo completamente marcada por las actuaciones del VAR, no porque avisara de que se debían cambiar tres decisiones, que para eso está, sino porque entre las larguísimas interrupciones y el carrusel de emociones, los equipos se salieron del partido. Ni ritmo ni orden, sólo pasión, mal entendida en el caso del Racing, que por momentos parecía correr como pollo sin cabeza con todos los jugadores fuera de su sitio.
Al Cádiz le anularon, vía pantalla, el 0-2, por un más que discutible fuera de juego posicional de Lozano, a Cala le pitaron un penalti muy claro (no lo vieron ni el árbitro ni el abanderado) y al final, en el 96’, en plena ruleta rusa, en Las Rozas vieron que Abraham dio el balón con el brazo al lanzarse en plancha y Álex sentenció.