Campazzo y Scola lideran un épico triunfo argentino
“El base nos dominó, esta es su victoria”, dice Djordjevic
Hace ahora 17 años, en Indianápolis 2002, Yugoslavia batía en la prórroga de la final del Mundial a Argentina, que se sintió gravemente perjudicada por el arbitraje. Ayer, más de tres lustros después, la albiceleste se cobró la revancha. Lo hizo con un equipo arrebatador, en el que aún sobrevive un representante de aquella generación dorada, Luis Scola, 20 puntos con 39 años. Esta Argentina no tiene el talento de cuando actuaban Ginóbili, Nocioni y Oberto, pero mantiene a Luifa (Scola) y gran parte de los actuales jugadores han crecido en esta década bajo las enseñanzas de los más veteranos y de Sergio Oveja Hernández.
Especialmente, uno, Facundo Campazzo, que acaba de renovar con el Madrid por cinco temporadas convertido ya en uno de los mejores bases fuera de la NBA. “Nos dominó, esta
es su victoria”, dijo Djordjevic, seleccionador serbio, del base de 1,78 m y 28 años. También elogió a Scola: “Es un líder, una de las mayores leyendas”.
Serbia no había perdido ni un solo cuarto en este Mundial hasta que tropezó con España el domingo. Aparecía entonces como gran favorita al oro, pero la derrota la dejó herida y ayer Argentina la remató para saldar una cuenta pendiente que llevaba mucho tiempo abierta.
Un gran fracaso de los plavi, de Jokic, y un triunfo épico de la albiceleste, que se agarró a su defensa, a su brillante juego en transición para dominar durante casi todo el partido y dar el zarpazo final en los últimos seis minutos. Se presentaba con una gran desventaja física ante las torres balcánicas y la sorteó con velocidad y actividad atrás, con buena circulación del balón y una gran capacidad de generar juego y pasar (22 asistencias, 12 del Facu). Y tuvo además un día soñado en el triple con 12 de 27 (44%). Campazzo y Scola pusieron la jerarquía, pero sus compañeros dieron un paso al frente. Los primeros, el baskonista Pato Garino y un rompedor Deck atacando a los aleros y ala-pívots. Después Brussino acosando a Bogdanovic, Delía peleando abajo, Vildoza y sus destellos de clase, la serenidad de Laprovittola... Memorable.
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