La adicción a la cocaína retiró a Luca Paolini
■ La etapa de hoy sale de Aranda de Duero, el pueblo de Carmelo Miranda, gregario de Miguel Indurain, y del atleta Juan Carlos Higuero, y termina en Guadalajara, que a pesar de su cercanía a Madrid, o quizá por ello, sólo ha albergado tres metas de la Vuelta a España.
La última vez, en 2006, también salió de Aranda y se resolvió con una escapada de diez ciclistas. Luca Paolini, italiano del Liquigas, atacó a 3,5 km y llegó con tiempo para recrearse. Buscó al cámara de televisión y se besó el anillo: "Va por ti, Elena".
En la fuga contó con la complicidad de su amigo Paolo Bettini, de quien había sido fiel gregario en el Mapei. Tres años antes le había lanzado en la Milán-San Remo, igual que haría después, en 2011, con Kristoff,
ya como corredor del Katusha.
Paolini se manejaba bien en las clásicas, donde también tuvo sus momentos de gloria: bronce en el Mundial de Verona 2004,
Flecha Brabanzona 2004,
Omloop Het Nieusblad 2013,
Gante-Wevelgem 2015... En las grandes rondas ganó esa etapa de Guadalajara y otra en el Giro 2013, donde también vistió cuatro jornadas la maglia rosa.
Su carrera sufrió un frenazo en julio de 2015, con 38 años, cuando dio positivo en el Tour de Francia con benzoilecgonina, el principal metabolito de la cocaína. Paolini confesó luego en La Gazzetta dello Sport que se hizo adicto a esta droga para contrarrestar una anterior adicción a las pastillas de dormir. “Era un esclavo”, admitió el italiano, que asumió la suspensión de 18 meses: “Si este es el precio que hay que pagar, estoy dispuesto a ello”.