AS (Baleares)

Felipe “A los 20 no tenía base y tuve que aprenderlo todo”

- JORGE GARCÍA

Felipe protagoniz­a un caso de jugador tardío. Las puertas del fútbol se le cerraban, pero cuando se le abrió una no escatimó en esfuerzos. Poco le importó la desventaja con la que partía. Ahora tampoco le asusta el reto del Atlético, es su gran oportunida­d para alcanzar su mayor sueño.

—¿Cómo ha sido su llegada al Atlético?

—Me estoy adaptando, las caracterís­ticas del Atlético son diferentes y siempre es difícil para los que llegan. El sistema defensivo es muy exigente. En el Oporto era diferente. Allí, en Portugal, los defensas juegan más abiertos, con los medios bajando más por dentro. Aquí tenemos que estar más cerrados, más juntos, con mucha atención. En Portugal marcábamos casi en mitad del campo contrario, intentábam­os robar en esa zona. Podemos decir que era más fácil hacerlo. Aquí todos los equipos tienen más calidad, un buen pase interior, habilidad para salir… Si no consigues robar rápido, tienes que volver a posicionar­te a tu campo porque si no te pueden hacer peligro muy rápido.

—Los laterales del Atlético son profundísi­mos, subiendo a veces a la vez, lo que hace que los centrales tengan que jugar incluso con más riesgos. —Sí, pero tenemos que tener esa agresivida­d en ataque. Debemos saber equilibrar esa profundida­d. Si Lodi sube con balón, nosotros tenemos que estar bien posicionad­os y que el lateral del otro lado cierre un poco, y al revés. Debemos estar también muy atentos al balón largo, al delantero, por si la pelota viene despejada.

—En el Atlético viene actuando casi siempre a la izquierda. ¿Por qué siendo diestro? —En el Oporto venía jugando casi siempre por la derecha. Pero en Brasil sí que jugué en ese perfil. Me encuentro cómodo. Es un poco diferente a la hora de sacar la pelota jugada, tienes que apoyarte en tu pierna menos buena para poder abrir el juego, pero también utilizo la derecha para iniciar la jugada por dentro. —Se adapta fácil para ser un jugador que llegó a profesiona­l sin pasar por el fútbol base. —De niño no me gustaba el fútbol. Me empezó a interesar cuando tenía siete años y jugué hasta los diez. Pero lo dejé para hacer otras cosas. Me gustaba el skate, practicaba baloncesto, el voleibol… No fue, de nuevo, hasta los 17 o 18 años cuando volví al fútbol. Y a los 20 me hice profesiona­l. Pasé al Bragantino, en Segunda División, y al poco me fichó el Corinthian­s para el primer equipo. Con 21 para 22 años se puede decir que el fútbol empieza de verdad para mí. Antes había probado muchas veces, pero sin suerte. Lo intenté con Corinthian­s, con la Portuguesa, Sao Paulo… Probaba, me llegaba a quedar tres meses y a la calle.

—¿Y qué pensó?

—En desistir. A los 18 llegué a pensar que no era lo mío. Era mayor de edad y tenía que ganarme la vida. Quería trabajar y no depender de mis padres. Y fue cuando me llegó la oportunida­d.

—Pero con 21 años cualquier chico del Corinthian­s ya tendría los conocimien­tos que a usted le faltaban.

—Yo estaba muy lejos de ellos. Imagínese. Técnica, táctica y posicionam­iento. Tenía carencias de todo. Allí se pusieron a trabajar conmigo y me ayudaron mucho. Se lo agradezco mucho a Fabio Carille, a Tite y a toda la comisión técnica. Fueron más de dos años de formación y entrenamie­ntos como si fuera un niño de la cantera. Prácticame­nte solo me entrenaba, no jugaba, no me convocaban nunca. Me tranquiliz­aban, me decían que tenía un potencial enorme. Me fueron construyen­do poco a poco. —¿Qué le costaba más con Tite? —Casi todo. Por ejemplo, entrenar a dos toques o muy en corto. Yo no era capaz. Tuve que aprender a direcciona­r el cabeceo también. Eran cosas que cualquier profesiona­l ya tenía y tuve que aprenderlo todo. Fueron dos años y medio de aprendizaj­e. En 2014 comencé a jugar como titular y fuimos campeones de Brasil. Un mérito total para las personas que invirtiero­n su tiempo en mí.

—Y sin parar, dio el salto a Europa. —Sí, al Oporto. Yo quería jugar más en Brasil, pero las oportunida­des pasan solamente una vez. Había empezado muy tarde y no tenía el tiempo de pensármelo. Observé que ir a Portugal era un paso más

Proceso “Pasé dos años en los que sólo me entrenaba. Me iban moldeando”

Champions “Es también mi sueño. Vine al Atlético por eso. Llegará...”

“Jugar cuatro años al baloncesto me ayudó a marcar la diferencia en el juego aéreo”

“Con 18 años pensé que el fútbol no era lo mío. Quería desistir y justo que me llegó la oportunida­d”

“Me estoy adaptando, defender aquí es diferente. El sistema del Atlético es muy exigente”

“Los hinchas del Benfica me pusieron ‘Vale tudo’. No me importaba. Me alimentaba, me daba más fuerza”

fácil, por el idioma. No quería ser de esos brasileños que dan el salto a Europa y en meses están de vuelta. Vi que era mi oportunida­d y la cogí. Me adapté muy rápido. Fueron tres años fantástico­s. —En el Oporto nunca se perdió un partido por lesión en tres años. ¿Cuál es el secreto? —Creo que como empecé tarde en el fútbol profesiona­l, no tuve tanto desgaste. Claro, la genética de mis padres también cuenta. Nunca tuve una lesión importante. Cuido la recuperaci­ón, pero no hay un secreto. —Ni se perdía un partido ni perdía un duelo aéreo...

—Soy muy agresivo por arriba y creo que eso lo adquirí con el baloncesto. Jugué unos cuatro años a un nivel amateur, pero trabajé mucho el salto, la coordinaci­ón… y luego lo trasladé al fútbol. Me ayudó a marcar la diferencia. Después en Bragantino refiné eso, era lo que más me pedían dado el estilo del equipo. En el Corinthian­s ya me especialic­é como jugador importante en el juego aéreo. —Habla de agresivida­d, los hinchas del Benfica le bautizaron como Vale tudo… —Pero no me importaba. Cuando es la afición la del eterno rival la que te llama de todo es que lo estás haciendo bien. Eso me alimentaba, me hacía sentir más importante. Eso quería decir que para ellos destacaba. En realidad que dijeran eso me daba más fuerzas. —Usted tuvo a João Félix como rival. ¿Qué percibía cuando le tenía enfrente? —Es mejor tenerle de tu lado. Acababa de debutar y llamaba muchísimo la atención. Pero hay que tener cuidado. Es un joven con muchas ganas de marcar la diferencia. Su calidad es superior, pero hay que cuidarle para que su calidad individual se haga más fuerte desde el grupo. —Para la afición del Atleti el gran sueño es la Champions.

—El mío también, para eso vine al Atlético. Hay que salir a cada partido peleando por cada balón como si fuera un plato de comida. Así llegará.

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Felipe posa para AS en las instalacio­nes de la Ciudad Deportiva Wanda en Majadahond­a.
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Felipe, junto a uno de los escudos del centro de entrenamie­nto.

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