De Jong, el intocable que ha recuperado el estilo
El holandés se fue de Ipurua entre aplausos de la afición
No es nada usual ver a un jugador recién aterrizado en un país y en una nueva competición ser aplaudido en su partido oficial número once. Ipurua despidió el sábado con una sonora ovación a Frenkie de Jong, holandés de Arkel de 22 años. “Ha sido una gran sensación. Agradecido”, dijo algo sorprendido el holandés después de ver la reacción del estadio armero. Debe estar tan acostumbrado a jugar así que tal vez no fue consciente sobre el campo de la exhibición que dio. Poderoso físicamente, sabio en la concepción del juego, De Jong fue una pesadilla para el Eibar. Condujo las transiciones del Barça, picó al espacio, tocó con criterio y, un detalle muy significativo, empezó a mezclar con Messi. No hay mejor señal que eso para empezar a demostrar adaptación al Barça.
En apenas dos meses, De Jong ya se ha convertido en un intocable. Ha jugado todos los partidos oficiales (y en siete de once de ellos ha completado los 90 minutos). “Nos da muchísimo por la fortaleza y el despliegue que tiene. Es que no para”, admitió Valverde. En Ipurua tuvo un 90% de acierto en el pase. No sólo eso, de los 45 pases correctos que dio, el 40% fueron hacia delante. El centro del campo del Barça necesitaba eso. Un aire menos horizontal y menos burocrático. Más piernas. De Jong anda sobrado estos días. Es sorprendente cómo, en tan poco tiempo, ha conseguido que una figura del peso de Rakitic empiece a pasar desapercibido, con todo el respeto para un jugador como el croata. Pero es cierto que al Barça le faltaba frescura y De Jong se la ha dado. Ha llegado con hambre y, al mismo tiempo, se ha convertido en un personaje atractivo para la afición. Cordial con los medios, con la grada, tiene empatía. Por ponerle un pero, el gol. Marcó ante el Valencia, pero debe atreverse más. Prioriza la mejor opción de pase antes que el remate. Eso hace más difícil la crítica y convierte en relativa la estadística.
Fijo
Ha jugado todos los partidos y el técnico le adora: “No para nunca”