Rubi queda tocado y casi hundido
El Betis firmó un nuevo ridículo defensivo en San Sebastián para confirmar sus numerosas deficiencias y mirar de lleno a la zona de descenso de la clasificación liguera tras un arranque de temporada alejado del esperado. El tanto de Loren fue un amago de irrealidad. Ni el equipo de Rubi expone mejores argumentos en su juego ni sus jugadores reaccionan a una situación inesperada. El técnico volvió a apostar por el descontrol táctico y confió la suerte del equilibrio a un Javi García que nunca aspiró a perseguir
a Odegaard. Nadie sabe qué rol tiene Canales en este equipo cuando hace meses se ganaba sobre el césped un billete con la Selección. Nadie sabe por qué Borja Iglesias salta de partido a partido sin apenas entrar en escena cuando hace unos meses era letal y el club invirtió 28 millones de euros para traerlo. No basta con que Loren sea el pichichi de la categoría si ningún otro equipo encaja más goles en este campeonato. Demasiadas carencias.
Los números asustan y las cifras invitan a casi despedirse de los objetivos europeos cuando esto ni siquiera comenzó. La sombra de Quique Setién sigue presente en el equipo verdiblanco mientras jugadores y técnico ni siquiera vislumbran qué receta mejorada debía ser abordada para dar ese pretendido salto de calidad en esta campaña. Granada asoma como una final anticipada. Para el Betis. Y para Rubi. La caída ante la Real deja muy tocado al técnico y al presente proyecto.