AS (Baleares)

Rumbo a la sexta

Nadal gana a Evans y el dobles con Feliciano Canadá es el rival

- JESÚS MÍNGUEZ

España disputará hoy (16:00, Vamos) la final de la nueva Copa Davis en la Caja Mágica de Madrid después de otra remontada a lomos de Rafa Nadal: 2-1 a Gran Bretaña. Feliciano perdió con Edmund, pero junto al número uno gobernaron el dobles.

La Ensaladera, colocada en una esquina de la pista de la Caja Mágica, luce preciosa y brillante. Ilumina con su reflejo el recinto y el abrazo inmenso que se dan Rafa Nadal y Feliciano López después de tumbar a Jamie Murray y Neal Skupski por 7-6 (3) y 7-6 (8) en 2h 17. Abrochan así el 2-1 contra Gran Bretaña y acercan a España hacia ella. Hacia la sexta. Sólo Canadá les separa de tocarla (16:00, Vamos). Los sorprenden­tes Denis Shapovalov y Vasek Pospisil, que ellos solitos han ido liquidando a Italia, Estados Unidos, Australia y finalmente a Rusia en el dobles para alcanzar su primera final.

Otra vez Nadal se tuvo que multiplica­r por dos, sin boquear sin que le faltara el aliento en un ejercicio de generosida­d inmenso que le ha llevado a acumular siete partidos en las finales de la Davis. La tarde había comenzado con susto para España. Media hora antes del inicio, Feliciano López se enteró de que debía jugar frente a Kyle Edmund en el primer choque. Y perdió contra el británico por 6-3 y 7-6 (3) en 1h 23. Pablo Carreño, nominado inicialmen­te, estaba lesionado.

Susto. De entrada, Feliciano se encontró un break en el segundo juego. Y ya no pudo remontar la manga frente al mecánico Edmund, de 24 años y 69º del mundo, que llegaba con la confianza de haber derrotado a Kukushkin y Kohlschrei­ber. Frente a Holanda no jugó, porque lo hizo Andy Murray. El ex número uno, que a principios de año pudo disputar su último partido en Australia, sigue recuperánd­ose de una terrible lesión de cadera, y le falta fuelle.

El español, con 38 años y 62º, se fue creciendo según se sacudió el susto, pero no encontró la fluidez. Le faltó tiempo. En el segundo set, el héroe de Mar del Plata, dispuso de dos bolas para adjudicárs­elo, con 5-4, pero el frío Edmund no se inmutó y gobernó el desempate. Otra vez, Nadal tenía tarea.

Y llegó él. Cerró el puño, gritó con rabia y convocó a la magia en la Caja. La magia de otra remontada. Como frente a Rusia y Argentina. El tótem de España se echó otra vez el equipo a la espalda para derrotar a Daniel Evans por 6-4 y 6-0 en 1h 24.

El británico, de 29 años y 42º del ranking, optó por subir como un tiro a la red. O conectaba la volea o se comía un passing. Dispuesto a morir, pero matando. Aguantó hasta el décimo juego, cuando cedió un break. Si no podía ganar, al menos quería cumplir la misión de desgastar a Nadal. Pero el peso de 19 Grand Slams y una pasión desmedida acabó desequilib­rando la balanza con un rosco (6-0). Ya van 28 victorias en individual­es seguidas en Davis.

Quedaba el remate. Sergi Bruguera arriesgó con Feliciano en vez de Granollers, que había sido el aliado de Nadal frente a Croacia y Argentina. Su segundo partido juntos en la Davis, después de una lejana derrota en 2005 en Italia. No iba a ser fácil. Jamie Murray, ex número uno de la especialid­ad, y Neal Skupski habían jugado este año 13 torneos juntos. El hermano de Andy sabe lo que es ganar dos Grand Slams por parejas. Y vendieron cara su piel. Son de esos tipos que se mueven en la red con pasos laterales, como esgrimista­s de boxeo, persiguien­do bolas como balas.

El primer set se decidió en el tie-break con exhibición. Y el segundo parcial se jugó a fuego. Levantó España una bola de set con 6-5. Y se llegó al desempate. Nadal, como un toro, protestó a la juez Veljovic por no dejarle pedir el ojo de halcón (2-2) a una bola larga de Murray. Los británicos se procuraron otras dos para igualar. Pero el líder las reventó con dos bolazos. La primera de partido para España no entró. Y Feliciano aseguró la segunda con un gran saque. “¡Gracias!”, le dijo a Rafa mientras le achuchaba. “Ha sido dramático. Esto se ganaba con determinac­ión e ilusión y implicando al público”, dijo Rafa. Los dos lo hicieron. Enormes. Con el brillo de la Ensaladera iluminándo­los.

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Rafa Nadal celebra uno de los puntos del decisivo partido de dobles de ayer junto a Feliciano López.

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