Calma inusitada y menú navideño en la histórica previa del Sofía
■ En el dispositivo de seguridad más excepcional que se recuerda, reinó paradójicamente la calma como pocas veces para Barcelona y Real Madrid en las horas previas al Clásico. A pesar de estar blindado como un búnker por los Mossos d’Esquadra, AS vivió desde dentro la histórica concentración, por encontrarse ambas plantillas en el mismo hotel, junto al equipo arbitral y las directivas.
Desde primera hora se cerró al tráfico la calle Joan XXIII, que conecta el Hotel Sofía con el Camp Nou en un trayecto de 900 metros y apenas un minuto. Primero llegó el autocar del Real Madrid, en una tranquilidad que pocas veces ha vivido en la Ciudad Condal, en silencio salvo por el rumor lejano de un helicóptero que sobrevolaba la zona. Después lo hizo el Barcelona. Cada plantilla ocupó una planta del hotel, donde almorzaron e hicieron la siesta antes de partir, a las 17:45 el Barça (sin Valverde, que se había marchado después de comer) y cinco minutos más tarde los blancos, hacia el estadio azulgrana, de nuevo sin problemas.
Directivas. Más movimiento hubo entre las directivas. La del Madrid, con Florentino al frente, agitó a los huéspedes del Sofía, la mayoría extranjeros, lo que obligó a trazar en el vestíbulo un cordón ante unos ascensores, custodiados por la seguridad privada del club blanco y que, por unos instantes, se asemejaron al camarote de los hermanos Marx. Poco antes de las dos, irrumpió en el recinto la cúpula del Barcelona, liderada por Bartomeu. Juntos, almorzaron en la azotea del hotel, planta 19 y panorámica de toda la ciudad. Degustaron un menú navideño muy animadamente y con la única inquietud, por parte de Florentino, sobre lo que les depararía la seguridad una vez estuviesen ya en el Camp Nou.
Desde la parte trasera del Sofía, en una calle Doctor Salvador Cardenal cortada al tráfico y a las protestas, abandonaron los autocares esta atípica concentración común de apenas seis horas.