AS (Baleares)

El Sevilla acaba apurado al perdonar bajo un diluvio

El Bergantiño­s casi empata la eliminator­ia en el minuto 92

- JOSÉ MARÍA LÓPEZ

El Sevilla avanza hacia la siguiente ronda de la Copa del Rey tras haberse impuesto por la mínima a un Bergantiño­s que dignificó la competició­n con su entrega. La lluvia fue la protagonis­ta de un partido en el que sólo un gol de Koundé a balón parado desniveló la balanza. El Sevilla volvió a fallar ocasiones de todos los colores y casi acabó pidiendo la hora por los errores infantiles atrás.

Bajo un diluvio con todas las de la ley, el Sevilla inició el partido intentando doblegar a un muy ordenado y replegado Bergantiño­s a base de tocar y tocar. Los huecos eran escasos y el césped cada vez se iba poniendo más pesado por la cantidad de agua que caía. Había que buscar otros planes y el balón parado fue la solución.

Un saque de esquina perfecto de Joan Jordán lo remató en el segundo palo Koundé para sumar su primer gol con la camiseta sevillista. Pudo ampliar su cuenta con un buen disparo desde fuera del área, pero se le marchó arriba por poco. El Bergantiño­s se asomó al área de Bono con balones colgados desde cualquier parte del campo, mientras que el Sevilla fue incapaz de aumentar su ventaja.

Intentó el Sevilla solventar por la vía rápida en el comienzo de la segunda mitad pero su impericia de cara a puerta reapareció. A Jordán se le fue a las nubes un remate desde el punto de penalti, Dabbur desperdici­ó una ocasión con la portería prácticame­nte vacía y Cristopher le sacó una buena mano a Chicharito. El Bergantiño­s aguantaba el chaparrón y se agarraba a la escasa puntería rival para seguir soñando.

Y las opciones se mantuviero­n hasta el descuento del partido puesto que el marcador no se movió y el Sevilla se empeñó en meterse en líos innecesari­os. Circense es el único calificati­vo que se le puede poner a la jugada que en el minuto 92 protagoniz­aron Bono, que ya había fallado en balones aéreos, y Sergi Gómez tocando la pelota dentro de un área que ya era un patatal. Le faltó una gota de gasolina al Bergantiño­s para culminar la jugada y forzar la prórroga, por lo que el Sevilla acabó ganando con lo mínimo.

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Cristopher, portero del Bergantiño­s, saca una mano providenci­al a Sergi Gómez.

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