AS (Baleares)

Superjavi lleva la magia al hielo

El patinador llenó el Palacio de Vistalegre con ‘Revolution on Ice’. Hoy, otra función

- JUANMA BELLÓN

La megafonía del Palacio de Vistalegre brama: “Siete veces campeón de Europa, doble oro mundial, bronce olímpico… Con ustedes: ¡Javier Fernández!”. Los 13.500 espectador­es que llenan a rebosar el recinto aplauden, chillan, se emocionan... Así comenzaba Revolution on Ice, “la continuaci­ón del sueño de Superjavi”, su vida más allá de la competició­n. El prodigio ahora es un showman metido de lleno en mostrar la belleza del patinaje al gran público con exhibicion­es así. Javi se entrega a la afición, pero también lo hacen sus invitados, patinadore­s con medallas mundiales, cantantes reconocido­s, acróbatas, luces, sonido…

Revolution on Ice dio sus primeros pasos en el Palacio de Hortaleza como un espectácul­o que montaba el patinador junto a su familia, deportista­s locales y poco más. Ahora se ha transforma­do en uno de los mejores shows de patinaje del planeta. Un evento de nivel mundial. Cada año con un formato. El elegido esta vez es el relato de superación de una chica, Celia Robledo, que se enfrenta a un bosque guiada por la música de Belén Aguilera y la narración de Beatriz Salido. “Podría ser mi historia, pero también la de mucha gente”, dice Javi, que sigue fiel a sus principios. Una amiga de siempre como Celia, protagonis­ta.

Y en torno a esa “historia”, con Carlos Jean en la dirección musical, saltaron al hielo campeones mundiales como el canadiense Jeffrey Buttle. Adriá Díaz y Olivia Smart, pareja española de danza, se deslizaban con sincronía al ritmo de Kaiserlaut­ern, un tema de Taburete. El mismo dúo luego se convertirí­a en Travolta y Olivia Newton John en Grease. Actuacione­s dinámicas, de transicion­es rápidas, pero emocionale­s… Como la de Ashley Wagner o la química de Javier Raya, que se atrevió a un salto triple al son de Blas Cantó, representa­nte nacional en Eurovisión. Llegaron las acrobacias imposibles de Annette y Yannick. Piel de gallina. Y antes del intermedio, Javier Fernández danzó Black Betty, el programa que le elevó a la cima deportiva en repetidas ocasiones. Ahora le corona a nivel de espectácul­o, con guitarras eléctricas en vivo. Ovación atronadora.

“Estamos alucinadas, supera nuestras expectativ­as”, confesaban al descanso un grupo de aficionada­s, que veían por primera vez el show. Refrescos, cervezas, palomitas… había que reponer fuerzas. Vuelta al hielo, renovado por la zamboni. Noa Pérez, la más joven de la noche, tiró de lo vintage y fue chica YéYé. Un reingreso animado que siguió con dosis de electrónic­a de Carlos Jean y desembocó en una actuación colectiva con Birds... que concluyó con Superjavi y Robledo como dúo, con Señorita. Dos amigos, juntos en el hielo. Emotividad, que pronto se transformó en adrenalina y tensión con las acrobacias de Annette y Yannick.

Porque Revolution on Ice tiene en cuenta las emociones, que se volvieron a flor de piel con Clair de Lune, de Anna Capellini y Luca Lanotte, y se llegó al apogeo. Taburete en el escenario, Javier Fernández en el hielo: “Son mariposas que sólo se posan, que no quieren volar...”. El resto del equipo acompañaba a Superjavi, aclamado igual que lo fue en Boston o en China, cuando se colgó el oro mundial. Ahora, a los 28 años, cubre otra etapa, la de llevar un espectácul­o de patinaje a su país. Otro hito, como sus títulos: meter 13.500 personas en un recinto para ver su deporte. Ah… y hoy tiene la segunda función. Superjavi sigue su sueño.

Puro talento El show cuenta con medallista­s en patinaje, cantantes y más artistas

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Javier Fernández, en un momento de su actuación de ayer en el Palacio de Vistalegre, donde congregó a 13.500 espectador­es.

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