Una cancha maldita
El Madrid no gana en la pista del CSKA desde 2008 ● Adiós a la racha después de 13 victorias consecutivas
El ogro ruso, el CSKA, volvió a zamparse al Madrid. No hay otro equipo que haya ganado más a los blancos en la historia de la Copa de Europa (20 a 32 es ya el balance). La pista moscovita fue de nuevo un muro insalvable para el Real. Tanto, que se mantiene como la única cancha de la actual Euroliga donde Laso no ha vencido nunca. Y van siete intentos. Con el Valencia solo ha jugado una vez en Europa y perdió, pero le ha batido en la Liga.
Una derrota especialmente traumática porque el CSKA llegaba con dudas y plagado de bajas (Hackett, Strelnieks y Clyburn, aunque el Madrid también echaba de menos a Rudy y a Randolph y notó la incorporación simultánea de varios lesionados: Llull, Deck y Reyes). Traumática, decimos, porque llegó a dominar por 12 (14-26) en el minuto 12 y en los 28 restantes solo añadió 29 puntos para un paupérrimo marcador final de 55 tantos. La anotación más baja de los blancos en la Euroliga desde 2010 (49 al Charleroi) y la más baja desde que llegara el técnico vitoriano. Por debajo del 54-58 que le dio el triunfo en la pista del Panathinaikos en 2013. Y traumática por tercera vez porque, como en enero de 2014, el Madrid vio cómo su mejor racha europea de siempre en la competición se iba por el desagüe frente al CSKA. Ahora como entonces se queda en 13 victorias seguidas. No caía desde el pasado 30 de octubre.
El CSKA corta así el intento madridista de batir el récord ruso, que es el absoluto en una misma temporada: 18 triunfos.
Un duelo de muy bajo nivel ofensivo en el que los ataques fueron un goteo constante de malos lanzamientos y malas decisiones en acciones de cinco contra cinco sin apenas movilidad. El que menos falló, uno de los de más talento en el cara a cara, Mike James, ayudó a decantar la balanza: firmó 19 de los 60 puntos del equipo del
Ejército Rojo, aunque con un 6 de 18 en tiros. Su mejor periodo fue el tercero, en el que aportó un triple de dos intentos, una canasta sin ningún fallo y tres tiros libres. También resultaron capitales sus dos dianas en el tramo final, donde Hilliard sentenció con un triple en transición (58-54) y Hines completó un enorme trabajo.
Una victoria muy celebrada por el campeón de Europa y su afición en un año duro por las bajas. Pero si repite más partidos como este, los perderá (casi) todos. Este lo ganó por pura raza y frena al hasta ahora colíder para darse un impulso en la clasificación. Para el Madrid, mejor dormir mucho y olvidar rápido, aunque cuando se despierte seguirá en Moscú. Mañana espera el Khimki, a dos horas de atasco del Megasport, cancha maldita.
Sin acierto Los 55 puntos son el tanteo más bajo de la era Laso en Europa