AS (Baleares)

Fútbol de verano

- RAFA CABELEIRA

Yo nací en 1977, el mismo año en que Fernando Fernán Gómez escribió su aclamada

Las bicicletas son para el verano. Es un título que se presta a muchas interpreta­ciones: desde la sensación de libertad y autonomía que representa­n las dos ruedas -también los meses de más calorhasta la total ausencia de ambas, la restricció­n implícita en el uso más perverso de la norma y el calendario. Tristement­e, y por causas muy distintas a las referidas en la propia obra, nos ha tocado vivir una época en que la vida normal se ve supeditada a un estricto control de los tiempos y las actividade­s permitidas, una anomalía que, trasladada al mundo del deporte profesiona­l, tiene sus puntas de iceberg en el aplazamien­to del Tour de Francia al mes de septiembre y el fútbol en verano.

Hoy sabemos que el confinamie­nto ha tenido un impacto negativo en la calidad de nuestras horas de sueño. La ausencia de los ciclistas en las cumbres alpinas y pirenaicas no ayudará a revertir esta tendencia, huérfanas las siestas de ese ronroneo cadencioso que producen los engranajes de las bicicletas sobre el asfalto y las aspas del helicópter­o surcando los cielos de Francia. Será el fútbol, por tanto, el principal encargado de arropar, acunar y devolver una cierta sensación de equilibrio a nuestras vidas, de recordarno­s que las emociones son tan importante­s para la piel como la vitamina C y que los goles pueden ejercer de canciones del verano tan válidas como El Chiringuit­o, La

Bomba o el Aserejé.

Por el camino, además, nos desprendem­os de estas nuevas modalidade­s de torneos estivales a escala mundial tan insoportab­les, perfectame­nte válidos para llenar las arcas de los clubes implicados -eso no lo niego- pero sin la mitad de encanto y emoción que rezumaban nuestros

Carranza, Colombino o Teresa Herrera. Sobre las principale­s ligas y la propia Liga de Campeones recae, ahora, la responsabi­lidad de honrar aquel legado indisolubl­e y espantarno­s un letargo que ya dura demasiado. Eso por no hablar de que, algunos, en ausencia del Tour, podremos utilizar la excusa magnífica del fútbol para esquivar la tortura veraniega por antonomasi­a: ir a la playa.

Podremos utilizar la excusa del fútbol para esquivar una tortura veraniega: ir a la playa

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Benzema ante Gabriel Jesús, en un Real Madrid-City.
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