“Como niños”
Los Centros de Alto Rendimiento de Madrid, Sant Cugat, Sierra Nevada y León abrieron ayer tras dos meses clausurados por el COVID
Ymás de dos meses después, vuelta a la oficina, aunque con poca gente. A los Centros de Alto Rendimiento de Madrid, Sant Cugat, Sierra Nevada y León, que ayer abrieron sus puertas para recibir a la élite del deporte español.
El 11 de marzo, tras un positivo por coronavirus de un empleado de la Federación de Judo, se decidió clausurar la Blume y con ella el resto de instalaciones en cascada. Ahora, unos 600 Deportistas de Alto Nivel (entrenadores incluidos) están autorizados ya a cruzar sus puertas de nuevo previos exámenes médicos completados desde la semana pasada por la AEPSAD, que fue la encargada de determinar si había que realizar test. En Madrid, cuatro personas fueron declaradas ‘no aptas’. Ayer hubo controles de identificación estrictos, toma de temperatura, desinfección de calzado, los deportistas tuvieron que ir pertrechados de mascarilla y guantes hasta su zona, no pudieron hacer uso de los vestuarios ni duchas... Incomodidades pero alegría.
“¡Me he sentido como una niña pequeña volviendo al cole!”, exclamaba la triplista Patricia Sarrapio, que pudo por fin ver a su entrenador, Juan Carlos Álvarez, y a compañeras como Leticia Gil o Juliet Itoya. “Esto significa retomar nuestro día a día, aunque con precaución. No he saltado, ¡pero mañana (por hoy) saco ya los clavos!”, apuntaba con ganas. La madrileña (37 años) optó por dejar de dar clases de Primaria en el Colegio Gredos San Diego para quedarse sólo como profesora de extraescolares de atletismo y centrarse en ir a sus terceros Juegos, y la pandemia le trajo un ERTE además del parón en los entrenamientos. “Pero volver a la pista aquí es ver la luz. Dejarlo hubiera sido lo fácil, así que voy a apostar por seguir un año más”, expresaba optimista.
Al grupo de Sarrapio no se incorporaron Pablo Torrijos ni Eusebio Cáceres, ya que no son de Madrid y la Residencia Blume, donde se alojan 294 deportistas, seguirá cerrada hasta entrar en fase 2 (Madrid sigue en la 0). Al lado, Martín Berlanas entrenaba a Yago Rojo. Sara Andrés, plusmarquista mundial paralímpica de 100 metros, colocaba el móvil en la pista para que su técnico, Carlos Llanos, supervisara por videoconfencia su entrenamiento, pues aún no había realizado la prueba médica... Todos guardando diez metros de distancia, con una calle libre en medio, desinfectando su material al acabar, con las fuentes clausuradas. “Somos pocos aún, pero concienciados”. Al mismo tiempo, en Sant Cugat iban retornando la campeona olímpica Mireia Belmonte, el marchador Chuso García Bragado, el tenista Marcel Granollers...
Sin abrazos. “Sentir el tartán de nuevo es una gozada, me ha producido hasta emoción”, describía Sara Andrés. “No he podido dar un abrazo a mi compañero Alberto Ávila, pero poder reencontrarnos ya es algo. En el CAR pasaba habitualmente más de cuatro horas al día, algunos en doble sesión, así que estoy
supercontenta”, repasaba. Durante el confinamiento ha desgastado la cinta.
Las piscinas y los pabellones cubiertos también abrieron, tras varias desinfecciones. Pero con turnos y restricciones de aforo del 30%. Carolina Marín aparecerá en los próximos días, procedente de Huelva. “¡Me quería morir!”, suelta una carcajada el gimnasta Ray Zapata después de subirse a hacer un vuelo en las paralelas, probar la cama elástica y agarrar las anillas. “No había estado tanto tiempo parado en toda mi carrera”, se justifica. Se entrenó solo, con la única compañía del técnico Benjamín Brago y la música que se puso para combatir el silencio a la espera de que en dos semanas vayan llegando el resto de compañeros. Los Deportistas de Alto Nivel pueden solicitar una autorización para trasladarse de provincia y retornar a los centros, pero algunos no disponen de alojamiento. “Hay que cumplir las medidas, porque son justas”, recuerdan todos. Hay que ir dando pasos seguros hacia Tokio, ya en 2021.