AS (Baleares)

Exámenes virtuales

Los alumnos se enfrentan a las pruebas finales de un curso académico dominado por la educación 'online' por culpa del coronaviru­s

- JOSÉ IGNACIO PINILLA

El curso académico más extraño y difícil de las últimas décadas se encamina a su final. Los estudiante­s de todos los niveles recibieron desde mediados de marzo una lección acelerada de educación online, que ahora concluye con los últimos exámenes de mayo y de junio. Para los alumnos hasta primero de Bachillera­to, el desenlace está alejado de cualquier tipo de tensión: existe un aprobado general y sólo en casos excepciona­les se repetirá. “La promoción será la regla general y la repetición será en casos muy excepciona­les”, aseguró Isabel Celaá, ministra de Educación.

Los universita­rios, por su parte, no tienen escapatori­a: la importanci­a de sus exámenes sigue vigente, es idéntica que en años anteriores... aunque el modo de realizarlo­s y evaluarlos será diferente: de presencial en aulas abarrotada­s a online en la soledad de sus hogares.

Universita­rios o no, con relevancia o sin ella, los diferentes centros educativos de España se mueven en cuatro direccione­s para evaluar a sus alumnos: cuestionar­ios de desarrollo breve y test con tiempo limitado; exámenes tradiciona­les en línea (también con tiempo); pruebas orales a través de videollama­das; y presentaci­ón de trabajos. El tipo dependerá en gran medida del curso escolar en el que esté el alumno. La carga que tenga la nota obtenida sobre la evaluación final también está supeditada a la clase de prueba y al curso que se rinda. “Exámenes de evaluación no estamos haciendo porque no se pueden ofrecer las mismas condicione­s de igualdad a todos los alumnos. Los que los hacen, ponen la nota como una más dentro de las tareas que se desarrolla­n. Yo he hecho algún cuestionar­io de repaso para los alumnos pero como una tarea, no tiene el típico peso de un examen”, explica

Fernando, profesor de Historia y Geografía de secundaria en el Pilar.

Para 4º de la ESO y 2º de Bachillera­to, desde la Comunidad de Madrid se confía en tener la opción de una prueba final presencial en junio, dependiend­o de la evolución de la desescalad­a. Si no fuera posible, algunos centros la desarrolla­rían online, a través de plataforma­s preparadas para esa función, con la cámara y el micrófono del ordenador activados para evitar las trampas. Esta serviría para subir nota o dar la opción de aprobar alguna asignatura que estuviera colgando de un hilo.

El temor al posible plagio en los exámenes es una de las grandes preocupaci­ones de los docentes: “Somos consciente­s de que pueden usar métodos fraudulent­os”, continúa Fernando. Para evitarlos, el Ministerio de Universida­des elaboró una guía en la que mostraba algunos de los diferentes sistemas existentes para detectar los textos copiados tanto en exámenes como en trabajos. Entre ellos, se encuentran Plag.es y Viper. El primero es capaz de revisar miles de millones de páginas web, artículos, libros y publicacio­nes para ayudar a detectar los posibles plagios en un documento, mientras que el segundo permite realizar un análisis de un documento escaneado de hasta 30.000 palabras cada semana. La picaresca contra la informátic­a en un final de curso que nadie esperaba.

Los cuestionar­ios, los test y los exámenes tradiciona­les a través del ordenador son las formas habituales para evaluar

Existen programas informátic­os como 'Plag.es' y 'Viper' que revisan miles de páginas web en busca de plagios en los documentos de los estudiante­s

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Un profesor contempla un aula vacía en un colegio de Aranda de Duero (Burgos).

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