La ‘mili’, la otra cantera de la Selección
Más de la mitad de los internacionales militares debutaron con la Selección absoluta, 32 de 54 ● Fusté ganó la Eurocopa 64 y después se reenganchó con la militar que ganó el Mundial
La actividad en estos 100 años de vida de la Selección no se limita a los cánones actuales con un equipo absoluto, la variante olímpica con sus tres profesionales mayores de 23 años y las correspondientes categorías Sub-21, Sub20, Sub-19, Sub-17, Sub-16 y Sub-15. A lo largo de estas décadas han existido también una Selección B, una Sub-23, una Universitaria, una Aficionada… y una Militar.
Esta es la que más llama la atención. En su momento, incluso, llegó a tener cierta trascendencia mediática porque estaba formada por jugadores ya en categoría profesional con la única obligación de estar cumpliendo sus deberes castrenses y participó en tres ediciones mundialistas casi consecutivas, proclamándose campeona en 1965.
La militar llegó a ser una buena cantera de la Absoluta. Más de la mitad de sus jugadores debutaron en la ‘A’: 32 de 54. Cabe destacar el caso especial del azulgrana José María Fusté, que jugó con la ‘militar’ después de proclamarse campeón de Europa con la A en el Bernabéu contra la URSS.
Bajo la organización del Consejo Internacional del Deporte Militar, anualmente desde 1946 a 1969, se disputaba el Campeonato del Mundo de selecciones militares en las distintas modalidades deportivas. En el caso español, todas dependientes del Ministerio del Ejército y no de las federaciones. El fútbol comenzó a participar en 1964. La condición para poder ser seleccionado era que los deportistas estuvieran cumpliendo el Servicio Militar. 1965. En diciembre de 1964 se pone en marcha la primera experiencia con el teniente coronel de Aviación Luis Alfonso Villalaín como máximo responsable. Era entrenador titulado con experiencia en Segunda con el Murcia (1956-59) y con el Racing en Primera (61-62). La fase de clasificación comienza en el Sánchez Pizjuán contra Francia (16-12-64), tres veces campeón y subcampeón en 1963.
Para el estreno, España viste camiseta roja y pantalón azul, los colores oficiales, con un escudo en el pecho representativo de los tres Ejércitos: tierra, mar y aire. Se mezclan jugadores que sirven en las tres unidades y el partido acaba con empate (1-1). El primer once está formado por Rodri (Pontevedra, cedido por el Atlético); Aranguren (Athletic), Gallego (Sevilla), Rebellón (Sevilla); Glaría (Atlético), Guedes (Las Palmas); Oliveros (Sevilla), Trallero (Atlético), Vidal (Barcelona), Bancalero (Sevilla) y Poli (Valencia). Rogelio (Betis), autor del gol del empate, entró por Trallero en el 43'.
En la vuelta, con mínimos cambios, España ganó con un gol de Guedes, clasificándose para la siguiente fase en la que se enfrentó a la Portugal de Eusebio. Igualada en Oporto (1-1) con gol de Vidal en los últimos minutos y victoria mínima en Las Palmas con tanto del grancanario Guedes. La Selección se clasifica para la liguilla final
de cuatro equipos a celebrar en Gijón y Oviedo.
Grosso y Fusté se estrenan ante Turquía con inesperada derrota (1-2). Fusté falla un penalti, el árbitro anula un gol a Grosso y en plena batalla campal son expulsados Guedes y Jayo por arremeter contra el colegiado. Guedes y Glaría
(por error) son sancionados con dos partidos. La segunda jornada abre el horizonte. España golea a Bélgica
(5-1) con tantos de Oliveros, Grosso
(2), Poli y Fusté y Marruecos gana a Turquía (1-0).
El tercer encuentro contra los norteafricanos se convierte en una verdadera final. El Molinón se llena como si jugara la Absoluta y el partido se retransmite en directo por televisión con Matías Prats como narrador. Ufarte, de vuelta tras disputar la final de Copa con el Atlético, Gallego y Fusté marcan los tres tantos. España se proclama campeón del mundo (8-7-1965). El entrenador es galardonado con la medalla de plata al Mérito deportivo y los jugadores con la de bronce, un diploma y un reloj de oro.
1966. Cinco meses después se pone en marcha la siguiente edición. Villalaín y un buen puñado de jugadores repiten. La primera eliminatoria contra Estados Unidos se resuelve con sendas goleadas: 5-0 en Murcia y 0-5 en Francfort. Portugal, con Eusebio y Simoes, vuelve a caer en la siguiente ronda con dos nuevas victorias españolas: 1-0 (Grosso) y 0-1 (Vavá).
Marruecos es el rival de semifinales. El partido de ida se juega en Zaragoza. Quedaban cuentas pendientes de la final del año anterior y el segundo tanto español, obra de Vidal, como el primero, es el detonante de otra batalla. Expulsados Vavá y Glaría, Ufarte es agredido y su mayúsculo enfado provoca la suspensión del partido con 2-0 en el minuto 84.
La Organización, ante las presiones de los responsables del Ejército marroquí, suspende la vuelta que se tenía que jugar días después en Casablanca. Tras varias jornadas de deliberaciones, y ante la inmediata celebración del Mundial ‘de verdad’, el de Inglaterra 66, la decisión final es anular el resultado de la ida y que la eliminatoria se juegue a un solo encuentro en terreno marroquí. Los responsables españoles se niegan. Se retiran de la competición y tampoco participarán en la siguiente (1967).
Regreso. Vuelve a escena en 1968. Nuevo sistema de competición. Renovación casi absoluta. Ocho debutantes más Paco Gallego, Reina y Canós. España gana en Nimes a Francia (0-3) con tantos de Uriarte (2) y Antón Arieta. La vuelta se salda con otra goleada (5-1): Antón Arieta (3), Uriarte y Vavá. El destino quiere que el siguiente rival, por tercera vez, sea Marruecos. Empate en Casablanca (0-0) y victoria en Huelva (3-0) con dos dianas de Marcial y una de Claramunt.
La fase final se juega en Irak. El viaje de ida se ve alterado por un incidente diplomático que acaba con un aterrizaje forzoso de la expedición y una multa al Ejército español por sobrevolar el espacio aéreo sirio. Ya en Bagdag, no puede comenzar peor el Campeonato para los hombres del intocable Villalaín. Derrota ante Grecia (1-2). Escuece el resultado y se cuestiona el comportamiento del equipo con enfrentamientos entre jugadores y técnico. Sin aspiraciones al título, en la lucha por el cuarto puesto, España gana a Corea del Sur (3-1) y pierde contra Holanda (0-3). Queda quinta. Pirri pasó varios días internado en un hospital por contraer fiebres tifoideas.
Ese fue el principio del fin de la selección militar. Tantos los jugadores como los clubes dejaron de verla con buenos ojos y los propios responsables quedaron defraudados por lo vivido en el ‘infierno’ irakí, comportamiento de algunos jugadores incluidos.
La prima Por el título fue la medalla de bronce al Mérito deportivo, un diploma y un reloj de oro