Así se reciclan las mascarillas
El Gobierno recomienda usar tapabocas reutilizables y los colectivos recuerdan cómo se deben desechar
La pandemia del coronavirus ha provocado un efecto colateral: la contaminación por las mascarillas, de uso obligatorio en aquellos lugares donde no se pueda mantener la distancia de seguridad recomendada. Esos elementos de protección, de un sólo uso en la mayoría de los casos, son mal desechados y en ocasiones terminan incluso en el mar. Igual sucede con los guantes desechables.
Para evitar que la contaminación por mascarillas y demás implementos de protección se convierta en un problema mayor hay algunas recomendaciones para seguir. Sara Güemes, del Proyecto Libera, del colectivo Ecoembes, explica que el material de protección debe ir siempre en el contenedor gris (el de los restos, es decir, lo que no puede ser reutilizado) y nunca en el amarillo (el de plásticos). En caso de que se trate de los desechos de una persona infectada con el virus, los elementos usados deberán ser depositados en dos bolsas antes de echarla en la habitual de los residuos y ésta, a su vez, en el contenedor gris.
El Gobierno, por su parte, también hizo una recomendación para afrontar el problema: fabricar y usar mascarillas reutilizables para toda la población, además de limitar el uso de los guantes. El Ministerio de Transición Ecológica dijo en unas instrucciones difundidas el pasado miércoles: “El temor a un eventual rebrote de la enfermedad en el proceso de desescalada puede desembocar en un incremento en la generación de residuos derivado de un elevado consumo de productos de un solo uso”. Para evitar el uso de guantes, recomienda incentivar el lavado de manos y la desinfección en supermercados y establecimientos con geles y soluciones hidroalcohólicas.
Para evitar que los ciudadanos tiren las mascarillas usadas al suelo, los Ayuntamientos de varias ciudades de España han comenzado a imponer multas. En Toledo, la sanción oscila entre 150 y 3.000 euros; en Cádiz, el Gobierno contempla multas entre los 100 y los 750 euros; en Burgos, la penalización puede alcanzar los 600 euros y, en poblaciones más pequeñas como Archena, en Murcia, y Bollullos de la Mitación, en Sevilla, las multas pueden llegar hasta los 2.500 euros.
El problema con los productos desechables se ha ampliado durante la pandemia debido al incremento del uso de envases plásticos para alimentos, porque hay una creencia de que esa es una manera correcta de protegerse del virus, pese a que la Organización Mundial de la Salud aclaró que “es muy poco probable que el COVID-19 se transmita a través de los alimentos o de sus envases”.