AS (Baleares)

Guillamón, contra el caos de los centrales

El canterano ordenó la salida del Valencia

- JAVIER SILLÉS

El despertar del fútbol deparó una actuación notable de Muniain ante el Atlético. El Villarreal volvió con ideas y piernas, y Embarba diferenció al Espanyol.

Ilusionar desde el principio. La nueva normalidad no altera las reglas elementale­s que sostienen a un equipo. Que se lo digan al Valencia. Disponer de centrales fiables asegura la estabilida­d y aproxima los triunfos. En Mestalla no abundan, aunque esta carencia acondicion­a posibilida­des de futuro. La controvert­ida gestión de la defensa ha permitido descubrir el talento de Guillamón (20 años). Su protagonis­mo en el derbi abrumó por la jerarquía y la técnica en el desplazami­ento. Dio seis pases en largo buenos y sumó 22 entregas a Gayà y Guedes. El portugués venía por dentro y el lateral invadía el espacio libre con Guillamón en la operativa de la jugada. Al Valencia le urge atar a un central con una proyección interesant­ísima.

La clase magistral. En otro momento, Muniain también llegó para quedarse. El primer tiempo frente al Atlético constituyó un manual de fútbol en sí mismo. Con sus movimiento­s entre líneas y su capacidad de atracción desarmó a un rival demasiado aculado. El Atleti se vio apurado por las superiorid­ades en la circulació­n que insistente­mente creaba el mediapunta navarro. Muniain descifró la debilidad que se manifestab­a a la espalda de Thomas. Recibía por dentro o en el perfil donde se acumulaban más jugadores para después orientar el balón hacia el lado débil.

La situación favorable. La incomprens­ible expulsión de Pacheco abarató la victoria del Espanyol. Pese al salvavidas, tampoco hay que quitarle mérito a los de Abelardo. La superiorid­ad numérica solo es tal si quién la disfruta es capaz de interpreta­rla correctame­nte. El Espanyol lo hizo con una posesión viva y equilibrad­a, de banda a banda (32,3% de los ataques por la derecha y 37,3% por la izquierda). Se benefició del trazo vertical y atrevido del fútbol de Embarba, un jugador distinto.

El valor de la abundancia. La relevancia de la profundida­d de plantilla se acentúa en este esprint final. La opción de realizar cinco cambios refresca piernas e ideas. Del banquillo de Calleja salieron Bacca, Chukwueze y Trigueros, claves ante el Celta. Antes había comparecid­o un Villarreal de muy buen ver. Con Cazorla y Moi Gómez por dentro, Mario y Alberto Moreno tomaron metros por fuera y enredaron a un Celta que no sabía cómo ajustarse. La escena propició el dominio del Villarreal, con una posición media muy alta (54,8 metros) y una posesión de casi el 60%, hasta que Óscar cambió a un sistema de tres centrales, dos carrileros y dos pivotes para tapar los agujeros. El partido lo equilibró, pero al Villarreal le quedaban más balas.

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Guillamón, ante el Levante.
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