Caretas fuera en Nervión
Un Sevilla muy físico calibra el nivel real del Barça
EI Sánchez Pizjuán estará vacío, pero nadie podrá esconderse. El Sevilla-Barça de esta noche le quitará las caretas a los dos y dirá si el Sevilla está para quedarse en zona Champions y, sobre todo, si el Barça está para ganar LaLiga. En credibilidad, de salida, ganan los de Lopetegui. Jugaron un derbi vibrante en el que sacaron del campo al Betis y tuvieron el partido en su mano en La Nucía, donde empataron después de 70 convincentes minutos. Mientras, el Barça ha ganado dos partidos aburridísimos en Mallorca y ante el Leganés. Nadie sabe si ha dosificado esfuerzos o, directamente, es un equipo así de lento ya.
El Sevilla juega a todo tren. Lopetegui escogió para el derbi contra el Betis a los once jugadores que mejor estaban físicamente y el tiempo le dio la razón. Goleado los dos últimos años en el Camp Nou (5-1 y 4-0), tiene una espina clavada y ganas de reivindicarse. Falta saber ahora si será intervencionista y renuncia a alguno de sus dos interiores ofensivos (Jordán y Banega u Óliver) para juntar a Gudelj con Fernando.
El Sevilla presentará una banda derecha poderosa con Navas y Ocampos, una pesadilla para Alba si Griezmann o Braithwaite, quien juegue de los dos como teórico extremo izquierdo, no ayuda. Contundente en la estrategia y en las transiciones rápidas, esta prueba sí es de nivel para Setién, obligado a dar un golpe de entrenador después de acumular demasiadas derrotas en campos importantes: Valencia, Bilbao, Madrid...
Nada ha cambiado en el Barça después del confinamiento. Manda Messi, que hoy recupera en el once a su mejor socio, Suárez, y a Vidal. Imprescindibles en un partido que demanda personalidad. No hay Arrebato, no hay guardianes de Nervión en el Gol norte y no hay esa atmósfera casi insuperable que se genera en Nervión, pero hoy se ventila un trocito de LaLiga, las caretas irán fuera y sabremos si el Barça, rey del torneo en la última década, va o no desnudo.
Poderes La banda derecha, con Navas y Ocampos, un peligro para Alba