AS (Baleares)

Iker-Xavi, los genes de La Roja

Jugaron su primer partido juntos en 1997 ● En el 99 sellaron su pacto de sangre con el Mundial Sub-20 ● En 2008, Luis dudó a quién hacer capitán ● El brazalete para el portero; el liderazgo para el centrocamp­ista

- ENRIQUE ORTEGO

Luis a Xavi “Si usted está bien, nada me preocupa. Usted y diez japoneses”

La trilogía de títulos, 2008-2010-2012, no se entendería sin ellos. El madridista, capitán y salvador. El azulgrana, el dueño del estilo. Una amistad para toda la vida nacida al final de su adolescenc­ia.

Iker Casillas (167) y Xavi Hernández (133). Entre los dos suman 300 partidos internacio­nales. Dos carreras, prácticame­nte paralelas como eternos rivales, pero con un vínculo de unión indestruct­ible: la Selección. Si Torres e Iniesta se ganaron la gloria con sus decisivos goles, ellos ejercieron de capitanes y líderes. El pegamento indestruct­ible dentro del campo y el vestuario. Juntos disputaron 112 partidos con La Roja: 83 victorias, 19 empates y 10 derrotas. Solo el tándem Sergio Ramos-Iniesta les supera con 117 encuentros.

A la sombra de las pirámides. Septiembre de 1997. Mundial Sub-17 de Egipto. Iker y Xavi coinciden por primera vez en una concentrac­ión de la Selección y juegan juntos su primer partido. El madridista ya había sido internacio­nal Sub-15 y Sub-16. El azulgrana se estrenó directamen­te con la Sub-17 y llega a ese Mundial con cinco partidos en esta categoría.

México, el rival (6-9-97). Juan Santisteba­n es el selecciona­dor. El once: Casillas; Aranceta, Gurrutxaga, César Navas, Camacho; Corona, Sousa, Xavi; Mateos, David y Santamaría. España queda tercera. Pierde la semifinal con Ghana (1-2). Vence el tercer puesto a Alemania (2-1). Ambos son titulares a lo largo de la competició­n. El campeonato lo gana Brasil con un incipiente Ronaldinho. Iker es elegido mejor portero del Mundial y forma parte del once ideal.

Unidos por el caos. Los dos han llegado para quedarse y cubren etapas en las distintas seleccione­s. La siguiente gran competició­n es dos años después: Mundial Sub-20 de Nigeria (Abril-1999). Iñaki Sáez cuenta con los dos, pero mientras Xavi es titular indiscutib­le, Iker se ve a la sombra de Aranzubía, entonces ya en el Athletic. Es allí, en tierras africanas, donde Iker, 17 años, cumplía los 18 en mayo, y Xavi, con los 19 cumplidos en enero, comienzan a cimentar su amistad.

Fueron tantas las penalidade­s que sufrieron a lo largo del campeonato, que una vez que decidieron no abandonar –a punto estuvieron de volverse a casa- y seguir adelante, los chavales se juramentar­on para ser campeones del mundo. Tras ganar al Brasil de Ronaldinho y empatar con Zambia, Sáez decide que Casillas juegue ante Honduras. Justo ese día, Xavi descansa. En octavos, ante Estados Unidos vuelta a la normalidad: Xavi, titular; Iker, suplente.

El rival de cuartos es Ghana y el técnico vuelve a poner a Casillas de titular. Su teoría era que el portero del Real Madrid “se desenvuelv­e mejor contra equipos que llegan poco y juegan a la contra. Es muy rápido de movimiento­s, buenos reflejos y calidad bajo los palos”. El partido llega a los penaltis. Y allí, con la tanda 7-7, Iker aparece para detener el lanzamient­o de Blay.

Mientras Xavi se hace el dueño del juego del equipo, Iker no juega ni las semifinale­s contra

Mali, ni la final contra Japón (4-0). Se siente tan campeón como el que más -era el más joven de la plantilla- pero, ya cabezón por aquellos tiempos, no terminó de entender las rotaciones. Al azulgrana, la FIFA le deja sin el más que merecido Balón de Oro del torneo. Se lo da a Keita, por aquello de hacer continente.

Sin saber exactament­e por qué, uno era del Real Madrid y otro del Barça. Casillas de Móstoles y Hernández de Terrassa, los dos congeniaro­n pronto. Iker comenzó a llamar a su compañero directamen­te ‘Pelopo’, que así le llamaban Gabri y Bermudo, sus dos compañeros del Barça y Xavi le respondía. “Eres un ‘máquina”. El azulgrana ya había debutado en el primer equipo del Barça; el blanco pertenecía al Real Madrid C de Tercera.

Separación temporal. El destino inmediato de ambos es la Sub-21. El azulgrana ya había jugado cuatro partidos antes del Mundial de Nigeria e Iker se estrena después, en septiembre, con Aranzubía siempre de competenci­a directa. Por unos meses, su vuelo se separa. Casillas es llamado por Camacho para la Eurocopa de Holanda y Bélgica y debuta en la A en un amistoso previo (3-6-2000). Un día después, Xavi alcanza con la Sub-21 el tercer puesto del Europeo de la categoría tras ganar a Eslovaquia (0-1).

A la vuelta de la Eurocopa, Iker toma una decisión importante. Renuncia a disputar los Juegos Olímpicos de Sidney. “No podía tirar por tierra lo ganado la temporada anterior en mi club. En septiembre se jugaba la Champions y la competenci­a era tremenda en mi club con la llegada de César. No podía partirme en dos. Me ilusionaba ser olímpico, pero ese mes también había un partido ya de clasificac­ión para el Mundial 2002”. En ese encuentro, ya es titular.

El de Terrassa, sin embargo, hace su último servició a las ‘inferiores’ y conquista la medalla de plata en los Juegos de Sidney. El oro se perdió en los penaltis contra Camerún después de que España se hubiera adelantado, 2-0, el primero obra del propio Xavi. Un palo importante que se compensa con estreno casi inmediato con la Absoluta. Camacho le hace debutar contra Holanda (1-2) en La Cartuja (15-11-2000).

Se cambian los papeles.

Ya están otra vez juntos, pero se cambian las tornas del Mundial de Nigeria. Ahora el titular indiscutib­le es Casillas y a Xavi, después de su debut, le cuesta volver. Más ausencias que presencias, pero finalmente Camacho le incluye en la lista del Mundial de Corea y Japón (2002). Mientras su colega es clave en el partido contra Irlanda, él solo juega un partido de titular. En el último, contra Corea del Sur, entra en el 93’ para ser uno de los lanzadores en la tanda de penaltis. Marca, pero España vuelve para casa.

Cambio de técnico. Iñaki Sáez por Camacho. Los dos amigos divisan el futuro con optimismo. Nadie ha confiado tanto en ellos como el nuevo selecciona­dor. Sin embargo, mientras el portero es titular fijo, al centrocamp­ista le cuesta hacerse con un puesto. Entra y sale. Finalmente también está entre los elegidos de la Eurocopa de Portugal 2004, pero no juega ni un minuto. En casi cuatro años en la Selección ‘solo’ ha jugado 20 partidos, ocho de titular, mientras Casillas se había disparado al doble.

Los jefes del equipo. Y llega Luis Aragonés. Iker se ve en la primera lista del nuevo selecciona­dor pero no es titular contra Venezuela, amistoso en Las Palmas. Juega Cañizares. Xavi, ni siquiera eso. Se queda en casa. El técnico se da cuenta de que al portero no le ha hecho mucha gracia sentir que no va a jugar y en medio del entrenamie­nto le llama la atención:“Eh, usted, ¿por qué me mira con esa cara de culo de vaso?”.

Iker no sabe qué decir. Se pierde entre los compañeros para no contestar. “Era solo un amistoso pero me picó en mi orgullo y trabajé más fuerte a partir de ese momento porque no podía perder todo lo que tanto me había costado”. Casillas es titular al siguiente partido y estrena además el brazalete de capitán en ausencia de Raúl. Para Luis ya es un fijo. Le había gustado como había reaccionad­o después de lo del primer partido.

Con Xavi ocurre algo parecido. El ´míster’, como ellos le llamaban, no le cita para los tres primeros partidos de su nueva era. Al cuarto es titular. Luis entra en acción: “Ya pensaba usted que este viejo hijo de puta no le iba a llamar nunca más. Pues aquí está y ahora quiero que se eche el equipo a la espalda y lo saque adelante. Aquí manda usted. Si usted falla, yo fallo. No está aquí puesto por el Ayuntamien­to. Si está bien todo lo demás no me preocupa. Usted y diez japoneses”.

Es el momento, en el que Aragonés duda entre hacer capitán a Casillas o a Hernández. No le gustaba la idea de dar el brazalete a un portero. Por internacio­nalidades le correspond­ía y además jugó la baza de la motivación. Xavi ya era el jefe del juego. El dueño del balón y del estilo. “Usted ya es el capitán, ahora no puede escaquears­e, ni evadir la responsabi­lidad”.

Los dos amigos de Nigeria hicieron causa común. Cada uno desde su puesto se hicieron los jefes del equipo. Todo lo demás es de dominio público. Tras el disgusto del Mundial de Alemania 2006, donde tanto aprendiero­n ambos y el resto de compañeros, lideraron los equipos de la Eurocopa 2008, la explosión; el Mundial 2010, la coronación y la Eurocopa 2012, la obra maestra.

Nadie entendería la trilogía de títulos sin Iker y Xavi. Son los genes de La Roja. Codo con codo. Xavi se despidió antes. Después del Mundial de Brasil 2014. Casillas esperó a la Eurocopa 2016 en la que De Gea fue titular. Sus amargas despedidas no pueden empañar una carrera paralela: jugaron juntos 112 partidos con España (83 victorias, 19 empates y 10 derrotas).

Luis a Iker

“Eh, usted, por qué me mira con esa cara de culo de vaso”

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Casillas y Xavi posan con el trofeo de la Eurocopa 2012.
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Iker y Xavi, en acción con España.

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