AS (Baleares)

Hay futuro y hay presente

Vinicius tira del Madrid y marca tras una falta previa de Carvajal ● Golazo de falta de Ramos Zidane junta a Hazard con el brasileño ● Luka Romero, jugador más joven en debutar en Primera

- LUIS NIETO REPORTAJE GRÁFICO JESÚS ÁLVAREZ ORIHUELA Y AGENCIAS

Para meter a Vinicius tuvo Zidane que reordenar de arriba abajo el equipo y sacar de su zona de confort a Hazard. Fue un baño de jerarquía para un casi adolescent­e que empezó siendo revoltoso, después aerodinámi­co, más tarde el tambor del grupo y ahora pieza crucial. Esta vez sumó un gol de temple, su punto débil, a un repertorio que entusiasma en el club. El equipo, que tiró de las fuerzas armadas (Bale, Hazard, Benzema...), no cambió demasiado esa bien ganada fama de montaña rusa: dejó buenos planos y secuencias aburridas, con Ramos en el centro del escenario. Su gol de falta está a la altura de los grandes de la especialid­ad. El Mallorca, con futbolista­s menos distinguid­os, fue un grupo honorable y bien estructura­do, pero en Primera no se puede andar con tan poca pólvora sin que te exploten los resultados. Más ante un gigante como el Madrid.

Al grito de abajo la geometría empezó todo. Como le pedían la afición y el cuerpo, el francés reunió a Hazard y a Vinicius en un mismo once, hecho inédito en toda la temporada. Pero tenía que intentar que no fueran excluyente­s los dos jugadores con más colorido del equipo. Al final, esto consiste en que los once mejores de una plantilla les quiten el puesto a los catorce peores. Lo hizo a costa de quebrar sus dos dibujos de referencia (4-3-3 y 4-4-2) para armar un 4-2-3-1, con el belga como mediapunta, el brasileño en la izquierda y Bale en la derecha. En cierto modo era previsible el regreso del galés, porque hay demasiados partidos, muy poco tiempo y nunca se sabe a quién puede necesitars­e al final. Incluso a un jugador que lleva muchos meses indispuest­o, acomodado en la ciudad y en la suplencia. Virtualmen­te, un caso perdido. El partido no le rehabilitó.

Toda esa metralla se le vino encima al Mallorca de Kubo, que por zurdo, pequeño, regateador y exculé quieren convertir en pariente lejano de Messi. Él es la esperanza de un continente que llegó tarde al fútbol, aunque aún se le ve como una rareza. Como si Jamaica no hubiese llevado equipos de bobsleigh a unos Juegos de invierno y al cine. Dejó una gran impresión general y un eslalon estupendo que acabó en disparo al lateral de la red. Por detrás de él puso Vicente Moreno tres centrales y dos mediocentr­os, un pelotón de antidistur­bios para resistir a toda costa, y dos alas para salir volando a la contra, Pozo y Lago, extremos reorientad­os a laterales.

La cosa comenzó con dos superparad­as de Manolo Reina, a Benzema y Bale, y un cierto relax posterior del Madrid. Se cuentan por cientos los partidos del equipo que acaban en evasión y victoria. Y mientras arde Misissipi por los cuatro costados, a Melero, in situ,

se le fue una falta clara de Carvajal a Dani Rodríguez (carga sin posibilida­d de alcanzar el balón) que tuvo continuaci­ón con un pase de Modric a Vinicius que el brasileño picó a la red como si fuese del oficio. Iglesias Villanueva hizo la estatua en la sala VOR en el peor momento posible, cuando desde Barcelona hay voces que piden que la RAE reconozca el verbo 'prevarivar'. El lío se llevó por delante la definición de Vinicius, magnífica. Por si alguien se lo había perdido, lo repitió poco después, en pase dulce de Benzema. Esta segunda vaselina se la estropeó el larguero.

La primera parte dejó datos interesant­es: que Vinicius, Hazard y Benzema mezclan bien pero el equipo, aunque más ameno, se repliega peor, que Casemiro debería cuidar su salud y sus modales en el campo porque resulta imprescind­ible como patrullero, y que el Mallorca tiene más juego que puntos. Con la persistenc­ia de Baba y las ocurrencia­s de Kubo se sostuvo en el partido hasta que Ramos le puso el punto final, con un lanzamient­o de falta a la escuadra descomunal. La negociació­n de su nuevo contrato le pilla en máximos. Sobre él y Varane reposa también este liderato del Madrid.

El resultado y el neorreglam­ento le concediero­n a Zidane la oportunida­d de darle un ratito a Isco y Brahim. A veintiún futbolista­s ha contentado ya en la postpandem­ia. También reformó mucho el equipo Vicente Moreno y premió a Luka Romero, que se convirtió, con quince años, en el jugador más joven en debutar en la Liga. Para entonces Ramos había acabado con la emoción y le había devuelto el liderato al Madrid, condenado por el calendario a reconquist­arlo permanente­mente.

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Los jugadores del Madrid atienden a Zidane durante una de las pausas de hidratació­n del partido.
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